Entre las múltiples
consignas que se han mantenido durante las movilizaciones ciudadanas está “En
estas condiciones no queremos elecciones”. Y es que es precisamente el diseño
del sistema electoral el que ha permitido que hoy tengamos un presidente
delincuente que se sostiene únicamente gracias al apoyo de la Embajada de
Estados Unidos y del Cacif. Si no contara con esos pilares, hace rato que Pérez
Molina estaría en las mismas condiciones que hoy está la señora Baldetti Elías.
Es este sistema
electoral el que permite que un empresario sin ninguna experiencia política se
convierta de la noche a la mañana en presidente del Organismo Legislativo y
realice operaciones delictivas.
Es este sistema
electoral el que permite que un farsante como Manuel Baldizón haya logrado
tener una empresa electoral llamada Lider, en donde ya cuenta con una buena
parte de la escoria política del país. Permite la existencia de farsantes como
este individuo que pretenden convencernos de su “honestidad” renunciando a un
privilegio al que saben que “la ley” no se los permite; porque cuando ellos
mismos hicieron la ley crearon los subterfugios que los protegería en el
futuro.
En estas condiciones
no queremos elecciones, porque las mismas garantizan la continuidad en el poder
de los corruptos y ladrones.
En estas condiciones
no queremos elecciones, porque desde antes de iniciar formalmente la competencia
electoral ya había candidatos delincuentes que se robaron la salida.
En estas condiciones
no queremos elecciones, porque no solo no hay opciones que respondan a la
necesidad de cambio, sino porque las que talvez podrían acercarse a esa
necesidad no tienen la menor oportunidad de ganar.
Es en este marco político
en el que llama la atención que la llamada izquierda partidaria en lugar de
asumir una posición decidida del lado de las movilizaciones ciudadanas se
pliega de manera incondicional ante el sistema imperante y como corderitos
siguen el guión electoral preestablecido por los poderes paralelos que han
copado el estado. En esta farsa electoral, farsa por es pura fachada para
aparentar cambio, cuando realmente seguirá gobernando la mafia, la supuesta
izquierda nacional va fragmentada, y lo más seguro es que estas elecciones sellen
la desaparición legal de algunas de estas organizaciones. Y es que al margen de
las incompetencias políticas de una dirigencia que se niega a cambiar, el
sistema está hecho para que no pasen de ser una pulga irrelevante.
¿Será posible que
esta izquierda partidaria se atreva a decir “En estas condiciones no queremos
elecciones” y no participen de la farsa y unirse al movimiento ciudadano que
hoy no tiene partido, pero que seguramente terminará enterrando a quienes no
tengan la capacidad de ver el futuro?