Felipe Valenzuela
fvalenzuela@sigloxxi.com
Bien dice un jurista internacional, a quien conozco, que aquí en Guatemala “jugamos sin árbitro todo el tiempo”.
Me da rabia que la Torre de Tribunales sea más un centro de ilegalidades, que un templo de la honradez.
Conozco poco a Raúl Figueroa Sarti. Lo habré visto 2 ó 3 veces en mi vida. Sé de él por los libros que publica, muchos de ellos seguramente fuera del ámbito comercial y varios más, ajenos a mi interés como lector. De manera indirecta he sabido de su conflicto legal con el fotógrafo Mardo Escobar, quien, según fuentes en las que confío, autorizó a Raúl a publicar una foto de su autoría en uno de los volúmenes que imprime. A cambio, recibió un lote de la publicación. Después, sabrá Dios por qué, Escobar demandó a Sarti por utilizar su obra. Bueno, Dios sí sabe por qué: Mardo Escobar trabaja en tribunales y supuso, según se colige, que la asquerosa “justicia” de este país iba a respaldar su malévolo plan. El colmo es este: de acuerdo con una nota que la colega Iduvina Hernández ha hecho circular por internet, aunque Escobar admitió en el juicio haber dado su anuencia para que se utilizara su instantánea en la carátula del libro en cuestión, 3 “jueces” han sentenciado a Figueroa a un año de cárcel, conmutable a razón de Q25 diarios, y a pagar una multa por Q50 mil. Lindos ellos. Probos ellos. Ecuánimes ellos. Sus nombres: Rosa María López Yumán, Magda Elizabeth Pérez Arana y José Gilberto Castro Linares.
Con Carlos Gilberto Chacón, actual presidente del Organismo Judicial, tenemos un amigo en común. Él lo describe como un hombre honesto. Por ello, no dudo que investigará esta ingrata anomalía y, de encontrar vicios en el fallo, no se quedará callado. Entiendo que los jueces son independientes y que es indeseable intervenir en sus decisiones. Pero en un país desesperado por recibir respuesta de las instituciones a cargo de impartir justicia, lo menos que yo esperaría de alguien comprometido con esta causa, sería que se pronunciara después de indagar a fondo lo que sugiere ser, a todas luces, una infamia de marca mayor.
Me da rabia que la Torre de Tribunales sea más un centro de ilegalidades, que un templo de la honradez. Y, además, me resulta ridículo que en procesos como éste, se utilicen los escasos recursos de los que se dispone y que encima se llegue a resoluciones tan indignantes. Mientras tanto, los verdaderos hampones que saquean al país y que siembran el terror con sus aparatos de muerte, siguen tan campantes por las calles. ¿Se hubiera atrevido Mardo Escobar a presentar una demanda contra un poderoso capo del crimen organizado? ¿Se habrían prestado al presumible compadrazgo los tres “jueces”, si el adversario de su compañero de labores hubiera llegado a las audiencias rodeado de guardaespaldas?
Aclaro que con este artículo no pretendo litigar por la prensa. Sin embargo, si alguien así lo considera, no tengo inconveniente en correrme el riesgo. Por lo que se ve, será necesario poner otra vez en evidencia la podredumbre en la que nos movemos. Y no dudo que los abogados del editor agraviado presentarán una apelación cuanto antes. Por ahora, lo que queda es denunciar este vergonzoso hecho. E indignarse de nuevo. Y perturbarse por tanto atropello diario. Bien dice un jurista internacional a quien conozco, que aquí en Guatemala “jugamos sin árbitro todo el tiempo”.
Magistrados de la Corte Suprema: les han dado una oportunidad inigualable para limpiar un poco la cara luego del bochorno de las cuarenta y pico de sesiones para elegir presidente. De hecho, las tienen a diario y las dejan pasar. Pero esta vez, el caso raya en lo caricaturesco. ¿Harán algo? La pelota está en su cancha.
ADIOS A UN ALMA FINA: Se fue José Alfredo Chang, actor y dibujante a quien la risa lo perseguía como sombra de luceros. Me hará mucha falta su inigualable humor negro.
Publicado en Siglo XXI: http://www.sigloxxi.com/opinion/6376
es indignante que personas honestas y que aportan mucho a la cultura se vean envueltas en situaciones como estas, mientras que los delincuentes campean libremente y la justicia no los alcance. Confiemos en que algun dia los justos reciban el galardón que merecen, mientra tento sigamos pidiendo a Nuestro Señor nos libre de todo mal.
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