El día de ayer la Corte Constitucional
dio a conocer su rechazo a la solicitud de amparo interpuesta ante la misma por
un grupo de diputados al Congreso de la República en la cual solicitaban que la
fuerza pública interviniera en contra del movimiento ciudadano popularmente
conocido como “¿Y cómo es él?”.
“¿Y cómo es él?” es un
movimiento sin ninguna organización que en los últimos meses ha estado
orientado a denunciar a los diputados del Congreso de la República. Por varios
años se ha sabido que dicho organismo del estado forma parte de la corrupción
que asola al país. Con unas pocas, muy pocas excepciones, ser diputado o
diputada es sinónimo de ladrón, extorsionista, delincuente. Todos los días la
prensa escrita abunda en hechos de corrupción en el organismo judicial,
ministerios, instituciones autónomas, municipalidades, que privan al país de
importantes recursos financieros para educación, salud, seguridad ciudadana,
etcétera. A pesar de que durante su campaña electoral el recién inaugurado
presidente utilizara la lucha en contra de la corrupción como bandera, no ha
hecho absolutamente nada para combatir la corrupción. Mas bien, desde la
presidencia del País Paralelo se han
emprendido campañas tendentes a distraer la atención de los ciudadanos.
“¿Y cómo es él?” surgió
inicialmente para dar a conocer en redes sociales los rostros de los diputados
al Congreso de la República. De manera lenta —los años de terror vividos por
los paralelotecos aún les impiden enfrentar al poder público— empezó a gestarse
un movimiento que más recientemente logró que algunos diputados tuvieran que
mudarse de vivienda ante el rechazo que encontraron en sus vecinos de barrio,
colonia o condominio. Con excepción de unos cuantos diputados, la gran mayoría
de representantes ha estado prácticamente escondida, debido al rechazo social
que encuentran en los lugares públicos en que se presentan.
Uno de los abogados de los diputados
que solicitaron el amparo, expresó que ante el rechazo de la solicitud de
amparo sus patrocinados empezarán a considerar seriamente su renuncia ya que
para ello se ha vuelto insostenible la situación. Una persona no identificada
se acercó al reportero que cubría la audiencia y le expresó que tomara nota de
que de los 10 abogados patrocinadores de los diputados, 8 son reconocidos
abogados de grandes empresas de país.
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