Nuestro nacimiento
a la democracia nos ha dado en primer lugar muchos palabras. Talvez no sabemos
con precisión que significa la gran mayoría de ellas. En nuestro vocabulario
son comunes consenso, disenso, tolerancia, estado de derecho, etc. Y entre
ellas una de circulación cotidiana es debido proceso. ¿Sabemos qué significa?
¿Logramos comprender plenamente sus implicaciones para nuestra vida diaria?
Como no soy
jurista puedo darme el lujo de citar Wikipedia: “El debido proceso es un
principio legal por el cual el Estado debe respetar todos los derechos legales
que posee una persona según la ley. El debido proceso es un principio jurídico
procesal según el cual toda persona tiene derecho a ciertas garantías mínimas,
tendientes a asegurar un resultado justo y equitativo dentro del proceso, a
permitirle tener oportunidad de ser oído y a hacer valer sus pretensiones
legítimas frente al juez. El debido proceso establece que el gobierno está
subordinado a las leyes del país que protegen a las personas del estado.”
Ante la crisis
política derivada de la denuncia de la CICIG de una banda criminal cuya cabeza
se encuentra en lo más alto del Organismo Ejecutivo, el presidente Otto Pérez
Molina afirma que la solución está en el debido proceso. Manuel Baldizón,
candidato oficial de la alianza PP-Lider, también insiste en que la salida está
en el debido proceso. Pero... ¿qué ha significado el debido proceso en estos
últimos meses? Gracias al debido proceso:
·
El
ministro de Gobernación, que cedió el control de las cárceles a un presidiario,
no sólo no ha sido enjuiciado, sino que sigue en su cargo haciendo grandes
negocios.
·
Un
decrépito “político” local sale libre a pesar de haber sido capturado in fraganti mientras abusaba de una
inocente niña de apenas 8 años.
·
El
diputado que presionó a una jueza para que decidiera en favor de su jefa, no
fue enjuiciado y los jueces que se atrevieron a denunciar las presiones son
castigados.
·
El
asistente de la vicepresidente se encuentra prófugo.
·
Miembros
de la banda La Línea son liberados bajo fianza, existiendo evidente peligro de
fuga como lo confirma que el jefe conocido de la banda es un prófugo.
¿Es eso
debido proceso o es impunidad?
Para
garantizar que “el gobierno está subordinado a las leyes del país que protegen
a las personas del estado”, en este momento el lugar no son las cortes, no son
los tribunales, ¡son las calles! No podemos esperar que los magistrados que
fueron nombrados por los delincuentes se decidan a iniciarles proceso legal
solo porque estén convencidos de que la ley es para todos. Ello solo se puede
hacer efectivo ejerciendo una inmensa presión ciudadana.
Para que la
impunidad salga huyendo de las Cortes, y tome posesión el debido proceso, hoy
debemos tomarnos las calles para exigir justicia.
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