Roberto Oliva Alonzo
olivalonzo2004@yahoo.com.mx
Desde los tiempos en que llegaron los españoles a nuestro país, la justicia, no es tal, siempre ha estado sujeta a los vaivenes de los que la imparten y a su conveniencia, pero siempre la regla se rompe, no para bien, sino para crear engendros y sentar monstruosidades jurídicas.
El seis de agosto del 2009, fue una de esas fechas que lloran sangre, fecha en que se asentó una de las mayores injusticias que tengo conocimiento, resulta que mi amigo Raúl Figueroa Sarti fue condenado a un año de cárcel, conmutable por la cantidad de Q 25.00 por día y al pago de Q 50,000.00 por costas de juicio. Ustedes se preguntarán ¿por qué? ¿qué crimen cometió? Pues no cometió ningún crimen, es victima de una confabulación de los operadores de justicia. Si alguien confiesa ante el tribunal, que mintió, dos veces, es increíble que los juzgadores desechen estas declaraciones y neciamente condenen a un hombre honrado, que ha dedicado todo su esfuerzo a ayudar a los escritores centroamericanos y especialmente a los guatemaltecos, a través de una Editorial (F y G Editores).
El hecho juzgado, es el siguiente: el señor Mardo Arturo Escobar, llegó un día del 2006, a F y G Editores, para solicitarles le imprimieran unas fotografías, a lo que le contestaron que ellos se dedicaban a la impresión, pero, de libros. El señor Escobar se mostró interesado en lo que hacían en la editorial y ofreció, de palabra, una fotografía para la portada de un libro que estaba en impresión, lo que fue aceptado por Raúl Figueroa Sarti y en el diseño de la portada se imprimió dicha foto. Cuando el libro salió al público, la editorial le envió al señor Escobar unos ejemplares del libro, como cortesía.
En el mismo libro, en los créditos aparece el crédito correspondiente a la fotografía de portada. Todo esto fue aceptado por el señor Mardo Arturo Escobar ante el tribunal, dejando en evidencia que había mentido al tribunal, cuando juramentado, dijo que el había conocido el libro al comprarlo en la calle y que habían utilizado la fotografía sin su autorización.
Como diría un amigo leguleyo “a confesión de partes, relevo de pruebas”
Debo decir que el señor Mardo Arturo Escobar, trabaja en el Juzgado Cuarto de Sentencia Penal, en la Torre de Tribunales.
Es parte del aparato de in-justicia del país.
Ese aparato de in-justicia que favoreció a un colega, aunque el acto sea de una ilegalidad tremenda, para que quede constancia histórica del hecho, estuvo integrado por las juezas Rosa María López Yumán (Presidenta), Magda Elizabeth Pérez Arana (Vocal) y el juez José Gilberto Castro Linares, quienes integraron el tribunal de Sentencia.
Está sentencia es la tapa al pomo, de un período de más de dos años de asedio y hostigamiento en contra de Raúl Figueroa Sarti, quien en este tiempo ha dedicado su esfuerzo a imprimir libros esclarecedores acerca de los Derechos Humanos, cosa que no es perdonada por los poderes ocultos que gobiernan Guatemala.
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