Opinión
Sábado, 08 de Agosto de 2009
La otra violencia de Guatemala
Edith González
"Es más que un crimen, es una equivocación"
Fouché
La crónica de una injusticia circula por las páginas de internet, se cuenta a través de los teléfonos tradicionales y de los nuevos celulares, se comenta en las reuniones, se lee en los diarios. Con seguridad, por lo insólito, pasará a ser tema de los cursos universitarios.
Y por supuesto ha dado la vuelta al mundo colocándonos ahora en el sitio del país en donde los jueces además de ser acusados de complicidad con los reos del narcotráfico emiten condenas pese a escuchar declaraciones exculpatorias.
Puesto que el señor Mardo Escobar, que acusó de plagio a Raúl Figueroa Sarti por la publicación de una fotografía en un libro publicado por su editorial, "reconoció que hubo un acuerdo verbal," para tal hecho.
Lo que no importó a la hora de la condena, puesto que se impuso el pago de 50 mil quetzales, un año de cárcel conmutable a razón de veinticinco quetzales diarios y el pago de costas procesales.
Cuando crecí, mi padre me enseñó que la palabra de una persona es su máximo valor, pues si nos pierden la credibilidad en la palabra dada, significa que hemos perdido el honor y con él la dignidad.
Me pregunto que pudo pasar por la mente de las juezas, Rosa María López Yumán (Presidenta), Magda Elizabeth Pérez Arana (Vocal) y el juez José Gilberto Castro Linares, quienes integraron el Tribunal de Sentencia, al emitir un fallo condenatorio contra Raúl Figueroa Sarti, representante de la casa editorial F&G Editores.
Pese a que Mardo Arturo Escobar reconoció que había entregado voluntariamente a Raúl Figueroa Sarti, una fotografía y que le había otorgado permiso verbal para usarla en una publicación.
Se comenta que ese Mardo Escobar quería aprovecharse del prestigio y del trabajo honrado que ha realizado don Raúl Figueroa a lo largo de muchos años, lo que por supuesto logró con aprobación de López Yumán, Pérez Arana y Castro Linares, quienes decidieron favorecer a un colega. Puesto que Escobar trabaja en el Juzgado Cuarto de Sentencia Penal, en la Torre de Tribunales y por lo tanto, es compañero de labores de jueces, oficiales y magistrados, logrando amarrar vínculos, al mejor estilo de los grupos paralelos que funcionan en el sistema de justicia, que una vez más ha demostrado su podredumbre.
Don Raúl finiquitará la situación a costa del dinero de su esfuerzo y continuará, ahora con mayor cuidado, con su pasión de editor, Escobar disfrutará del dinero mal habido pero el sistema de justicia en Guatemala tardará mucho más en poder levantarse y no bastará que las leyes estén escritas, porque los guatemaltecos sabemos que no se aplican con justicia, llevándonos a vivir en una situación de mayor desconfianza al no saber a ciencia cierta quién está contra mí.
http://lahora.com.gt/notas.php?key=53455&fch=2009-08-08
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