De acuerdo con la Ley
de probidad es obligación de algunos funcionarios públicos presentar ante la
Contraloría General de Cuentas una declaración patrimonial, la cual es
confidencial. Eso significa que nadie, salvo la Contraloría, sabe a cuánto
asciende y en qué consiste el patrimonio de un funcionario público al momento
de tomar posesión del cargo.
Ahora que ha salido
a luz que durante los últimos tres años el país ha sido gobernado por una banda
de delincuentes mal llamada Partido Patriota se torna indispensable que los
ciudadanos asumamos nuestro papel y no votemos por personas que no se
comprometan a ser honrados. Yo no pido transparencia, pido honradez. Si un
gobierno ha sido transparente ha sido el de Pérez Molina: desde los primeros
días fue visible que llegaban a robar.
Algo elemental en
este momento es que quienes están de candidatos, haya o no haya elecciones en
septiembre, den a conocer a la ciudadanía a cuánto asciende su patrimonio. Los
que son honrados y efectivamente les interesa trabajar por el bien del país no
tendrán ningún empacho en decir cuánto tienen. Mientras quienes están pensando
en hacer crecer su patrimonio a raíz de su participación política pondrán uno y
mil pretextos para no hacerlo.
Yo no pienso votar
por ningún candidato que no haya hecho público su patrimonio o que participe en
alguna lista o planilla en la cual haya un candidato o candidata que no lo haya
hecho.
Para ser funcionario
público se necesita de muchas cosas, algunas de ellas pueden ser no
indispensables, pero la que no es prescindible es la honradez.
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