lunes, 10 de mayo de 2010

Fue en Panzós

Gabriel Impaglione


Fue en Panzós

a orillas del río Polochic

(donde salían café y algodón

y entraban latigazos y hambruna)


Cómo es que fueron asesinados

doscientos mil guatemaltecos?


Quauhtlemallan...

qué bella palabra!

Canto nahuatl para decir bosque.

Gente de Guatemala gente de foresta

entonces

de arboleda infinita de nidos y de frutos.


Cómo pudo caerle encima a ese pueblo

semejante oscuridad de un sólo golpe!


Cómo le llegó la bestia de dónde

con tanta muerte?

Cuando comenzó su cacería?


Fue de los barcos de cruz y de espada

que desembarcó.

Después como la viruela y otras pestes

diseminó su corazón reseco

el filo hambriento la avidez sin límite.


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Por qué en Panzós?


La memoria dicta:

un tal Justo Rufino Barrios, presidente

arrancó la tierra a sus dueños mayas y las entregó

a ciertos alemanes más altos tal vez más rubios

civilizados quizá más elegantes......................


Mucho después nació Jacobo Arbenz.

Y nació la reforma agraria.

En Panzós entonces tuvieron cuna las semillas.


Hasta el bombardeo de la CIA

el exilio, la muerte reinando de la mano de la United Fruit.


Los finqueros recuperaron el monopolio del látigo

y en Panzós

aparecieron nuevos ricos, como

Flavio Monzón -el seis veces alcalde- terrateniente de un día

para el otro amigo del cura y el capitán.

Un buen vecino.


Llegó el primer destacamento militar y amamantaron

a la bestia

los pobres soldaditos fratricidas.


El lunes 29 de mayo de 1978 fueron los descalzos a pintar

de gritos la alcaldía.

La plaza se llenó de puños en alto

de preguntas inconvenientes:

Digan señores militares, autoridades, finqueros

donde está la tierra que nos pertenece?


Llegaban de Cahaboncito, Semococh y Rubetzul,

también de La Soledad, Moyagua, Canguachá y Sepacay,

lentamente rumorosos

a mano limpia para manifestar.


No venimos a pelear.

Estamos aquí con nuestras herramientas inútiles

huérfanas de surco

para pedir también por ellas

para que se cumpla nuestro derecho.


Niños, mujeres, viejos, hombres jóvenes

una multitud buscando cuna a la semilla.


-Queremos la tierra - gritaron-
-la van a tener pero en camposanto - respondió un militar.


Fueron cinco minutos de metralla.

Desde cada lado de la plaza, desde los techos de la alcaldía

desde cada finca y cada ministerio

desde la embajada imperial y todos su salones

ametrallaron la gente.


El valiente coronel Valerio Cienfuegos

que mandaba a la heroica tropa emboscada en la plaza

le dijo a la prensa elegante: esos campesinos se entrenan en el monte

son comunistas guerrilleros todos!


Unos soldados manchados de sangre

tiraron a un pozo común los cuerpos rotos.


Cincuenta y tres campesinos q'eqchi asesinados.

De los cuarenta heridos

muchos se murieron por ahí, flotando luego

en el río

que traía y traía cadáveres como si esos cuerpos

fueran siempre los mismos en una rueda maldita.


Flotando como si una tala feroz río arriba

devorara el bosque

se tragara Guatemala.


Quauhtlemallan...

qué bella palabra!

Como pudo caerle la terrible hacha

a un pueblo capaz de llamarse bosque?


Escuadrones del infierno, soldaditos flacos

todos comandados por los terratenientes

persiguieron por los montes a los fugitivos

heridos aterrados que huían de la muerte.

Y la muerte los alcanzaba uno a uno.

Los desaparecía los rompía con una bala en la nuca

...........................y flotaban por el río.


Entre los acribillados Adelina Caal, Mamá Maquín,

la mujer que llevaba la llama del canto, que ayudaba a parir

sueños y nidos.


No le bastó a Cienfuegos - el heroico- ni a los ministerios

ni a las embajadas ni a sus elegantes cortesanos

aquel lunes en la plaza.

En el valle del Polochic corrió más sangre.

Agricultores, sacerdotes mayas, mujeres con la luz intacta

jóvenes brillantes en su sudor inútil.

Más de trescientos cuerpos se llevó la corriente.


Más de trescientos muertos la soldadesca.

Más de trescientos muertos los esbirros

de los terratenientes.


Y la muerte dictó:


El silencio se hara oir en las noches cerradas

cada muerto se tragará la voz y la memoria.

Ninguno debe quedar en pie, ningún dueño de la tierra alzará la voz mañana.


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¿Genocidio es un mecanismo por el cual el poder armado

confiere títulos de propiedad a pocas manos?


Sépalo usted:

nadie ha sido enjuiciado.


Y entonces tuvimos la respuesta:

así echó a rodar la bestia su carnicería, así treinta y dos años

de barbarie arrasaron aldeas

y la vida de doscientos mil guatemaltecos.


Tres veces caido este pueblo habrá de alzarse.

Tres veces asesinado brotará su savia florecida.


Quauhtlemallan...

qué bella palabra!

Cómo no ha de revivir un pueblo capaz

de llamarse bosque?


Los campesinos q'eqchi

señores de la tierra

sin cuna para la semilla alzan memoria y la memoria

se hace bosque y se puebla de nidos

y canta.



Gabriel Impaglione, mayo 3 de 2010.-