jueves, 9 de abril de 2020

Huérfanos de liderazgo



El gato tiene cuatro patas, no le busquen cinco. Alejandro Giammattei no es el líder que Guatemala necesita. Alejandro Giammattei llegó a la presidencia de Guatemala gracias a diversas circunstancias, entre otras: hizo campaña electoral durante muchos años, logró convertirse en el candidato idóneo para la cúpula del sindicato patronal, y no tuvo oponente capaz de disputarle los votos de la población. Ninguna de esas circunstancias incluye lucidez política o un liderazgo capaz de reunir en torno suyo a personas capaces comprometidas con el desarrollo del país.
               Los momentos de crisis suelen ser ocasiones propicias para que las personas crezcan personalmente y den lo mejor de sí mismas. Algo así, creo yo, esperábamos muchos que sucediera con Alejandro Giammattei. Que dados sus discursos a favor “de Guatemala” hiciera uso del escaso poder del Organismo Ejecutivo y tomara medidas a favor de las mayorías, que en última instancia terminarían beneficiando, también, a las minorías que detentan el poder económico. ¡Pero no! Sus primeras comunicaciónes por la pandemia de covid-19 fueron ambiguas; ambigüedad que realmente ocultaba que estaba atendiendo órdenes del sindicato patronal, Cacif. Una vez más hemos aprendido que cuando estos grupos dicen “Guatemala” se refieren a sí mismos, y cuando dicen “economía” aluden a sus ganancias.
               Volvamos al título de esta nota. Es notable la facilidad con que personas con sentido crítico, que logran discernir entre un mensaje claro y uno ambiguo, pueden caer en la tentación del “también hay que reconocer lo bueno” y aplaudir entusiastamente cuando el presidente, por decirlo de alguna manera, en lugar de tener la mascarilla cubriéndole sólo la boca también le cubre la nariz: “Ese es el presidente que necesitamos”, “Hoy, el presidente sí habló claro, aplausos para él”.
               Si bien es cierto que el “también hay que reconocer lo bueno” no deja de ser cierto, también lo es que de alguna manera es el resultado de que como sociedad nos han enseñado que la norma debe ser el silencio y que hablar puede ser causa de muerte. “¡Cállense, no critiquen!” fue el mensaje difundido para un grupo fachada del sindicato patronal en días pasados. Y lo hemos interiorizado y no solo da miedo opinar, también nos sentimos culpables y nos vemos en la angustiosa necesidad de “reconocer lo bueno” y no “decir sólo lo malo”.
               Y si aplaudir la mascarilla bien puesta no deriva de la culpa de “criticarlo todo” es muy posible que la explicación a esa facilidad para sentirnos satisfechos con tan poco sea resultado de que como ciudadanos sin ciudadanía necesitamos de líderes o lideresas que nos marque un rumbo, que nos sugieran y nos entusiasmen con un Norte. En materia de liderazgos de relevancia nacional estamos en la orfandad (nuestros grandes líderes están muertos y lloramos su ausencia). Por favor, que esa orfandad no nos haga apludir a cualquier merolico que el sindicato patronal ponga en la presidencia.

martes, 7 de abril de 2020

#UnFuturoSinCacif (I)


               El jueves 2 de abril de 2020, a las 19:54 horas, la cuenta de Twitter del Comité Coordinador de Asociaciones Agrícolas, Comerciales, Industriales y Financieras (Cacif) puso a circular un comunicado en el que pretende desmarcarse de una iniciativa de ley que exoneraría a nuevas empresas del pago de impuestos durante 100 años. Sin embargo, no hay ningún rechazo a la propuesta: afirman que la iniciativa no es parte de su propuesta y que “no contribuye de momento a atender la compleja situación económica” (destacado mío). El breve comunicado termina afirmando: “No es el momento ni la coyuntura para aprobar la ley que exonera de impuestos por 100 años a empresas nuevas, pues se trata de un documento que amerita una discusión más técnica.” Como puede verse, el Cacif no toma distancia del perverso proyecto de ley, sólo afirma que no es el momento.

Comunicado del Cacif "distanciándose" de la iniciativa de ley que
pretendía exonerar de impuestos a nuevas empresas.

               Y es que efectivamente no es el mejor momento para el sindicato patronal que, desde su fundación en 1957, ha sido una rémora para el desarrollo de Guatemala. ¡Literalmente! Y es que su férreo apoyo a la corrupción en el país ha hecho que en los últimos años se ponga más en evidencia su papel en contra de la construcción de una Guatemala para todos. A pesar de que en los últimos días han hecho esfuerzos denodados por limpiarse la cara haciendo donaciones al gobierno, las mismas no han sido suficientes para nublar la opinión generalizada de que son precisamente las políticas impulsadas por los gobiernos que han respondido a los intereses de esta camarilla plutocrática las responsables de que Guatemala no esté en condiciones para enfrentar la pandemia del covid-19.



               La opinión poco complaciente (por decir lo menos) con este grupo los obligó a que el 1 de abril desde distintas cuentas afines al sindicato patronal (incluyendo la del director ejecutivo de Fundesa) se difundiera un video descalificando las opiniones críticas al gobierno y al Cacif. Días antes, desde una de sus cámaras, la de Industria, lanzaron un video ofensivo para los guatemaltecos en el cual llamaban a enfrentar la pandemia “juntos pero no revueltos”. Pero, ¿qué ha hecho en los últimos años este cardumen de rémoras para tener necesidad de limpiarse un poco la cara?
  • La presión para que el gobierno de Alejandro Giammattei no enfrente con certeza la pandemia del covid-19, privilegiando la actividad económica por encima de la salud de los guatemaltecos.
  • Durante los cuatro años de su gobierno le dieron sustento al inepto y corrupto Jimmy Morales, luego de que usaron mecanismos ilegales para financiar su candidatura en la segunda vuelta de las elecciones de 2015.
  • Financiaron el lobby en Estados Unidos en contra de la Comisión Internacional contra la Impunidad en Guatemala.
  • “Apoyaron” de manera irrestricta todas las medidas que el gobierno de Jimmy Morales usó para expulsar de Guatemala a la CICIG. (El entrecomillado obedece a que realmente fue Morales el que apoyó al Cacif, siguiendo sus designios para terminar con la lucha contra la corrupción).
  • Oposición a la reforma constitucional para reformar el sistema de justicia.
  • A pesar de ser un gobierno evidentemente corrupto, sostuvieron en el poder a Pérez Molina, hasta que la huelga general decretada en contra de su opinión hacía imposible seguir sosteniéndolo.
  • Presionaron para que la Corte de Constitucionalidad anulara la sentencia condenatoria en contra de Efraín Ríos Montt por el delito de genocidio.

Esos son unos pocos hechos relevantes que ponen en evidencia el nocivo papel que el sindicato patronal Cacif ha jugado para evitar el desarrollo de Guatemala.
De ahí, entonces, que es responsabilidad de los guatemaltecos que soñamos con un país con justicia social, democrático y con bienestar para todos, empezar a madurar ideas sobre cómo construir #UnFuturoSinCacif.