El día viernes 21 de marzo, en su usual
conferencia de prensa en que anuncia las labores de gobierno para la semana
siguiente, el presidente de la República manifestó que el día lunes 24 de marzo
distintos organismos del Estado iniciarán una persecución total en contra de
personas y grupos disociadores, que tienen ya varios años de estar atentando en
contra de la gobernabilidad democrática de la nación.
“Son grupos, expresó el presidente, que
amparados en la impunidad que ha reinado de manera secular en el país, y
haciendo uso de sobornos, tráfico de influencias y corrupción se han
enseñoreado y han hecho lo que les da la gana. Pero eso ya no lo podemos
permitir más. Con sus actos al margen de la ley están poniendo en riesgo la
democracia y el desarrollo sostenible del país.”
El presidente expresó: “Ya es tiempo de
que estos grupos de delincuentes entiendan de una vez por todas que este país
nos pertenece a todos y que no vamos a permitir que en su mezquino afán de
poder y dinero, destruyan esta democracia que tanto nos ha costado. Es por
ello, concluyó, que a partir del próximo 24 de marzo una fuerza de tarea
integrada por personal especializado del Ministerio Público, el ejército, la
SAT, el Ministerio de Economía y el Ministerio de Trabajo, iniciarán la
persecución de propietarios de empresas que no pagan el salario mínimo, que se
roban el impuesto al valor agregado, que no pagan seguridad social, y que
desvían el cauce de los ríos, etcétera, etcétera. Es decir, dijo el presidente,
de todos aquellos que están destruyendo la convivencia democrática abusando de
su poder económico”.
Antes de retirarse el presidente
admitió que dicha medida se deriva de las recomendaciones vertidas por el
recién creado Comité de Crisis para la Gobernabilidad Democrática, integrado
por él y algunos miembros de su Gabinete y representantes del poderoso Frente
Nacional por la Democracia, que aglutina a organizaciones sindicales,
campesinas, de trabajadores del estado, artistas, pobladores y defensores de
los derechos humanos.
(*) El País Paralelo es un paraíso ficticiamente
real, en donde de vez en cuando suceden eventos –eventuales, no planificados–
positivos y también extremadamente negativos.
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