Dicen que la política de
las fuerzas de izquierda se mueve al derecho y al revés. En la lógica de las
contradicciones políticas hay una continuidad, que es respetar los principios y
buscar la victoria. La izquierda radical (no necesariamente marxista) se movió
durante largo tiempo anteponiendo al triunfo político, los principios
doctrinarios; y rechazaba la participación en elecciones representativas porque
eso “era hacerle el juego a la democracia burguesa”. Esa izquierda
rigurosa prefirió el aislamiento a la “contaminación” liberal, y repudió
alianzas que implicaban amistad con amigos dudosos. La pureza de los principios
y su defensa parecía ser el precio de la soledad política. Era un precio muy alto.
Pero la lógica de las contradicciones es dialéctica, y lo que ahora está al
derecho, puede ponerse al revés, y en la competencia electoral la izquierda
puede tener aliados burgueses y pelear en mejores condiciones. Sin duda, esta
estrategia es mejor. La realidad se aprecia de otra manera, se participa en el
juego democrático, se compite con partidos de centro, de derecha, se pierde y a
veces, se gana. No hay aislamiento sino plena participación.
Este juego de
contradicciones en el que las izquierdas se enredan, está apareciendo en
Guatemala a propósito de la Feria del Libro y sus patrocinadores. La realidad
sugiere que se deje de actuar al derecho y se haga al revés. Se sabe que la
empresa minera canadiense Montana ha contribuido con 100 mil quetzales para esa
celebración, contribución que envenena la conciencia de un sector retrasado de
la izquierda caduco-radical. De nuevo, siempre en actitud defensiva, la lógica
de excluirse para mantener limpios los principios (¿cuáles, cómo?).
¿La participación contamina?
Es difícil imaginarlo que sí, pero ayer, 22/VI, dos amigos, de la izquierda
posconflicto, me dijeron simplonamente que “si hay dinero de la empresa minera
yo no voy a la Feria”; en este juego de opciones suma-cero les pregunté ¿quién
pierde si los militantes de izquierda no van? ¿Ellos o los que sí van?
Hay algunos editores que
apuestan por su derecho al boicot y llenos de furor principista, no
participaran. La lógica es elemental, ¿quién gana y quién pierde? Muchos esperamos que
haya una izquierda moderna, madura, fresca, que quiera alegremente ir a la
feria aunque esté apoyada por el gran capital, que sea capaz de tener amigos
que no piensan igual, que no olvide que los principios políticos tienen una
dimensión ética: solidaridad, fraternidad, ayuda mutua. ¡Son estos los que hay
que defender y aplicar¡ ¿Vamos a la Feria, no?
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