jueves, 9 de agosto de 2012

Masacre de Xemal Colotenango, Huehuetenango


Caso ilustrativo No. 27
Masacre de Xemal Colotenango, Huehuetenango

“He visto un hoyo muy grande; allí estaban tirados los cuerpos; pensé que vi a mi hijo entre ellos; los soldados tiraron una granada y todos los cadáveres estaban en pedazos, pude ver brazos y piernas y mucha sangre por todos lados, había unas treinta personas dentro de este hoyo”.

I. ANTECEDENTES
La aldea Xemal está ubicada en el municipio de Colotenango, en el sur del departamento de Huehuetenango. El municipio de Colotenango limita al norte con los municipios de San Pedro Necta y Santiago Chimaltenango, al sur con el municipio de San Gaspar Ixchil, al Oriente con los municipios de San Juan Atitán y San Rafael Petzal, y al occidente con el municipio de Ixtahuacán.
En 1978 se formó el Comité de Unidad Campesina (CUC) en Huehuetenango. Esta organización llegó a ser la más grande del departamento, hasta que a finales de 1981 quedó desarticulada en realidad como consecuencia de la represión a que fueron sometidos sus integrantes. En los últimos meses de 1978 se informó sobre el primer hecho de violencia cometido contra dirigentes del CUC en Huehuetenango; “…cuando empezó a organizarse el CUC, la gente lo recibió con entusiasmo porque buscaba un cambio social y político. En 1980 los líderes del CUC fueron muy presionados, tanto en la capital como en Huehuetenango, y tuvieron que irse a México …, cae Vicente Menchú, Domingo Hernández miembro de la dirección nacional [del CUC], se va al refugio…
En febrero de 1981 el Ejército Guerrillero de los Pobres (EGP) realizó la primera acción militar en la región. A esta acción militar se sumó el “ajusticiamiento” de tres finqueros, uno de los cuales era comisionado militar y los otros dos supuestos colaboradores del Ejército. En octubre del mismo año el EGP tomó el control de la única vía de acceso al noreste de Huehuetenango. Durante los primeros meses de 1982 el EGP realizó emboscadas contra el Ejército en la carretera interamericana, además de quema de alcaldías, voladura de postes de energía eléctrica y de los puentes El Boquerón, El Cable y Chanjón, y emprendió asimismo el ataque al destacamento militar de la aldea Tixel, ubicado en ese tiempo en la escuela del lugar.
En 1982 el Ejército de Guatemala lanzó el plan de campaña Victoria 82 dirigido contra los frentes guerrilleros del noroccidente y norte del país. Gran parte de esta ofensiva militar se concentró en las áreas que se hallaban bajo la influencia del EGP, debido a que dicha organización contaba con el apoyo de los pobladores de esa región.
Así, en el Anexo H del plan de campaña Victoria 82, relativo a la Estrategia Militar, el Ejército destaca que: “…se niegue el acceso a los subversivos a la población que constituye su base de Apoyo Político Social …” Y concluye: “La misión es aniquilar a la guerrilla y organizaciones paralelas”.
De igual forma, en el mismo Anexo H del plan de campaña Victoria 82, el Ejército determinó que “…existe subversión, porque un pequeño grupo de personas la apoyaron, y un gran número de personas la toleran, ya sea por temor o porque existen causas que la generan. La guerra se debe combatir en todos los campos …. La mente de la población es el principal objetivo…”
El proceder del Ejército durante la aplicación del plan de campaña Victoria 82, estuvo determinado por la percepción que la Institución Armada tenía del nivel de relación con los insurgentes de la población. Así, la represión en algunos lugares fue indiscriminada, mientras que en otros fue selectiva, dependiendo de la información proporcionada por la Inteligencia militar.
En julio de 1982 las autoridades militares convocaron a los vecinos de los municipios de San Pedro Necta, Colotenango, Santiago Chimaltenango, La Libertad y La Democracia a una reunión en la aldea Camojaíto, municipio de La Democracia. En la reunión quedaron organizadas las Patrullas de Autodefensa Civil (PAC) de la región. Con la implantación de las PAC el Ejército alcanzó el objetivo estratégico de constituir un poder local afín, supeditado, y que estuvo directamente implicado en la lucha contrainsurgente.
El 7 de agosto de 1982 la guerrilla dinamitó el puente Chanjón sobre el río Selegua, donde el Ejército pasaba registro a las camionetas que venían de la cabecera departamental y de La Mesilla, frontera con México, y donde se requerían los documentos de identificación personal a los pobladores.
A raíz de esa acción, el Ejército ordenó a las PAC de San Pedro Necta custodiar todo el tiempo los puentes tendidos sobre el río Selegua. La vigilancia de estos puentes se convirtió en la principal función de las PAC del lugar durante el enfrentamiento armado. Ese mismo año el Ejército instaló un destacamento militar en la comunidad El Cable, con el fin de evitar el bloqueo por parte de la guerrilla, de la carretera Interamericana.
El Ejército ya había detectado entonces la simpatía con que contaba el EGP en varias de las comunidades de los municipios de Colotenango y La Democracia, entre las cuales se encontraban las aldeas Bella Vista, Tixel, Ical y Xemal, y así también los caseríos Chanjón y El Chorro.

II. LOS HECHOS
El 9 de agosto de 1982 por la mañana, hombres fuertemente armados, vestidos de civil y que aseguraban ser guerrilleros, llegaron cerca del caserío Chanjón, a la orilla de la carretera Interamericana. Convocaron a los habitantes del lugar y a los trabajadores de las fincas cercanas y les indicaron que debían acompañarlos, diciéndoles: “Ustedes tienen que venir con nosotros, para ayudarnos a matar a los soldados”. Los vecinos se dieron cuenta de que los hombres armados eran soldados, dado que, según los declarantes, usaban botas de cuero de las usadas por el Ejército; además, algunos vecinos los vieron llegar en un camión: “…Nos dimos cuenta que no eran guerrilleros sino del Ejército … la guerrilla no usaba carros, especialmente carros buenos”. Después, los hombres vestidos de civil capturaron a varios pobladores, los subieron en el camión y los trasladaron hasta la aldea Tixel. Cuando los subieron les empezaron a atar de pies y manos. “…Cuando vimos que los estaban atando de pies y manos quisimos seguir los camiones pero no pudimos… Por la tarde, los mismos sujetos que habían llegado por la mañana, pero esta vez debidamente uniformados como soldados del Ejército de Guatemala, regresaron al caserío, donde incendiaron varias casas y avisaron a los familiares de los capturados que lo mismo les iba a pasar si seguían apoyando a la guerrilla.
Ese mismo día, en la aldea Tixel, los soldados aprehendieron a varias personas que se hallaban en sus casas o trabajaban en sus siembras. Las víctimas habían sido identificadas previamente mediante una lista que portaban los uniformados. Los prisioneros fueron trasladados entonces a la aldea Xemal en el mismo camión en el cual iban las personas que habían sido capturadas en Chanjón.
De acuerdo con los relatos de los declarantes, los soldados que efectuaron estas capturas provenían de la zona militar 19 y del destacamento militar del municipio La Democracia.
En Xemal, donde estaba ubicada la sede de la Patrulla de Autodefensa Civil de esa comunidad, los soldados ejecutaron a las víctimas. Los cadáveres fueron lanzados a una fosa común que había sido cavada por los patrulleros civiles de la aldea Xemal, cerca de un arroyo que pasa por el fondo de un barranco, en las afueras del pueblo. Antes de que los patrulleros cubrieran de tierra la fosa, los soldados arrojaron en ella varias granadas sobre los cadáveres.
La CEH logró identificar 21 de las 39 víctimas de la masacre de Xemal, todos hombres, en su mayoría indígenas de origen mam y miembros del Comité de Unidad Campesina (CUC). Los ejecutados eran parte de la población civil y se encontraban indefensos y desarmados.

La búsqueda
Las víctimas habían sido capturadas en diferentes lugares y fueron trasladadas al poco tiempo a un lugar desconocido para los familiares.
El día 10 de agosto un padre de familia inició la búsqueda de su hijo, víctima de la masacre. Fue a buscarlo a la zona militar 19, ubicada en la cabecera departamental de Huehuetenango, donde le recibió un oficial de la Oficina de Asuntos Civiles del Ejército (S-5). Este negó que hubiera algún detenido y lo remitió a la sede de la Policía Nacional. Sin embargo, el comandante de la zona militar extendió un documento en el que solicitaba a todo el personal militar del lugar que facilitara la búsqueda de su hijo.
Posteriormente, el padre regresó a Colotenango, donde recibió la información de que los detenidos habían sido ejecutados en la aldea Xemal. El declarante dio aviso de los hechos al alcalde de Colotenango y al secretario de la Municipalidad y, junto a otros familiares de víctimas, se dirigió a la aldea Xemal. Allí se encontró con unos soldados que estaban vigilando el sitio donde se había cometido la masacre.
Los efectivos militares no permitieron que nadie se acercara al lugar y, disparando al aire, les advirtieron: “Vamos a matar a los que se atrevan a acercarse a este lugar”. Sin embargo, al serles mostrado el documento extendido por el comandante de la zona militar 19, dejaron pasar tan sólo al portador de la carta. Al llegar al lugar de las ejecuciones, el padre vio la fosa: “…He visto un hoyo muy grande, allí estaban tirados los cuerpos; pensé que vi a mi hijo entre ellos; los soldados tiraron una granada y todos los cadáveres estaban en pedazos, pude ver brazos y piernas y mucha sangre por todos lados, había unas treinta personas dentro de este hoyo…
El 12 de agosto los otros familiares lograron llegar a la fosa y se dieron cuenta de que la mayoría de los cuerpos estaban destrozados por completo, por lo que decidieron enterrarlos allí mismo, pues era imposible trasladarlos a sus respectivas comunidades.
Ese mismo día, el entonces alcalde de Colotenango levantó las actas correspondientes en el libro de defunciones, con el registro No. 45-82. Días después, el edificio de la municipalidad de Colotenango fue incendiado por la guerrilla, por lo que no existe la posibilidad de conocer el acta original.
Sin embargo, algunas personas entrevistadas por la CEH presentaron a ésta constancias de defunción con fecha 22 de enero de 1998, firmadas por el actual registrador civil de Colotenango, en las que se hace constar que algunas víctimas “murieron a consecuencia de destrozamiento del cráneo y rostro, causados por heridas de bala”, mientras que otras “murieron por asfixia, como consecuencia de estrangulamiento”.

III. HECHOS POSTERIORES
Desde el 12 de agosto de 1982 y durante los 12 años siguientes, los pobladores varones del caserío Chanjón, que tuvieran entre 17 y 70 años de edad, fueron obligados a patrullar. No les dieron armas. Los rastreos de guerrilleros tenían que hacerlos en coordinación con los vecinos de las aldeas Bella Vista y Granadillo.
El 14 de agosto del mismo año los soldados llegaron nuevamente al caserío Chanjón y capturaron a Raúl Morales Godínez, a quien ejecutaron en el puente Chanjón; a Andrés Morales Velázquez, quien fue ejecutado fuera de su casa y en presencia de su familia, y a Pedro Morales Velázquez, a quien llevaron con rumbo desconocido sin que se volviera a saber de él. Antes de retirarse del lugar, los soldados quemaron cuatro casas.
Varios declarantes sostuvieron que el Ejército jamás les había “molestado” antes, por lo que consideran que la masacre se debió a las acciones militares previas cometidas por la guerrilla.

IV. CONCLUSIONES
La CEH, analizados los antecedentes del caso, ha llegado a la convicción de que el 9 de agosto de 1982, efectivos del Ejército de Guatemala y de las PAC de Xemal, ejecutaron a 39 personas en la aldea Xemal, en violación de su derechos a la vida. Además, la CEH considera que el hecho se ve agravado por la manifiesta sevicia y crueldad con que actuaron los responsables, al haber arrojado granadas sobre los cadáveres a fin de destruir físicamente los cuerpos y evitar, así, la identificación de los mismos por sus familiares.
Asimismo, la CEH concluye que el Estado, a través del Ejército, violó el derecho a la vida de las dos personas que fueron ejecutadas en el caserío Chanjón el 14 de agosto de 1982 y como el derecho a la libertad, la integridad y la vida de la persona que fue hecha desaparecer ese día, en el mismo lugar.
La CEH considera, además, que la posible colaboración que la población pudo haber prestado a la guerrilla no otorga ningún tipo de justificación jurídica o ética a este crimen.
Al analizar los hechos del caso, la CEH ha llegado a la conclusión de que la masacre de Xemal fue una acción ejecutada en el marco de los objetivos previstos en el plan de campaña Victoria 82 del Ejército de Guatemala y que las comunidades afectadas habían sido previamente seleccionadas como blanco de esta operación.

LISTADO DE LAS VÍCTIMAS

Ejecución arbitraria
Andrés Morales Velásquez
Raúl Morales Godínez

Ejecución arbitraria, privación de libertad
Alfonso García Morales
Andrés García Velásquez
Antonio Morales García
Antonio Morales García
Artemio López Morales
Ezequiel López Jiménez
Felipe Morales García
Juan Morales Mendoza
Julio Morales Vasquez
Marcos Morales López
Nicolas Velásquez Gabriel
Francisco Velásquez
Jacinto López Felipe
Julio García
Marcos López Morales
Marcos Morales Méndez
Miguel Morales Pérez
Miguel Velásquez
Rafael Velásquez
Sebastián Morales Méndez
Alonzo Morales Sánchez

Desaparición forzada
Pedro Morales Velásquez

Víctimas colectivas/desconocidas: 18


Fuente: CEH, Guatemala memoria del silencio.

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