lunes, 19 de marzo de 2012

Masacre de Arriquín, 19 de marzo de 1982


Caso ilustrativo No. 80
Masacre de Arriquín
“…Tenemos idea de que nos masacraron y querían acabarnos no sólo por la guerrilla, también porque nosotros empezamos a mejorar nuestras vidas, a tener conciencia más clara de la opresión que sufrimos de los ladinos y fueron los ladinos que fueron a denunciarnos”.

I. ANTECEDENTES
Arriquín es una aldea del municipio de Zacualpa, departamento de Quiché, que colinda con la aldea Estanzuela, correspondiente al municipio de Joyabaj, también en Quiché. En el pasado ambas aldeas formaban parte de una misma finca, por lo que constituían una sola comunidad. Se encuentran separadas por el río Grande.
En la actualidad la comunidad de Arriquín está conformada por unas veinte familias maya k’iche’ y un número aproximado de familias ladinas. Todas las familias indígenas son católicas y la mayoría de las ladinas son evangélicas. En la aldea surgieron múltiples conflictos étnicos. Un declarante manifiesta: “Antes de la violencia ya teníamos problemas porque los ladinos no quieren trabajar, sólo quieren que los indígenas trabajemos para ellos … ellos se quedaron con las mejores tierras a la orilla del río”.
En los años sesenta Arriquín comenzó su experiencia organizativa con la Acción Católica que desarrolló un discurso fundado en la teología de la liberación. Más tarde se conformarían las Ligas Campesinas, promovidas por la Iglesia Católica y por la Democracia Cristiana. Asimismo, se impulsó la creación de cooperativas.
En la década de los ochenta el Comité de Unidad Campesina (CUC) inició su trabajo político y parte de las familias indígenas de Arriquín se integraron a esta organización, acentuándose con ello los conflictos étnicos. Un indígena de Arriquín afirma: “En la Cooperativa sólo estábamos los indígenas, en el CUC sólo nos organizamos los indígenas … los ladinos veían mal que nosotros los indígenas quisiéramos levantar cabeza, reclamar lo nuestro y no tardaron mucho en ir a quejarse con el Ejército”.
En 1981 el Ejército Guerrillero de los Pobres (EGP) tuvo presencia y comenzó su trabajo político en la comunidad. Según un poblador, “acusaron a las comunidades indígenas de colaborar con la guerrilla, pero nunca nosotros como indígenas estuvimos con la guerrilla, ni siquiera todos con el CUC, sólo algunas gentes”.
Desde octubre de 1981 hasta el día de los hechos, miembros del Ejército pasaron varias veces por la zona forzando a la población a abastecerles de alimentos. Preguntaban a los pobladores sobre la presencia de la guerrilla en el lugar, indagaban sobre los niveles organizativos de la comunidad y, también, exploraban el área. En una de las incursiones, alrededor de treinta soldados torturaron y ejecutaron al presidente de la cooperativa, quemaron su hogar, la sede de la cooperativa y varias casas más.
Entre noviembre de 1981 y febrero de 1982, antes de la masacre y como medida de prevención frente a futuros hechos de violencia, la población ladina de Arriquín, a excepción de una familia, se desplazó hasta Pachalib (Joyabaj), incluido el entonces comisionado militar Oscar Rosales. Según un testimonio: “Ellos [los ladinos] fueron a denunciar con el Ejército que había ‘mala gente’ en Arriquín, y por eso se fueron, porque ya sabían que venían los soldados a masacrarnos … a nosotros, a los indígenas”.

II. LOS HECHOS
El 19 de marzo de 1982 elementos del Ejército pertenecientes al destacamento militar de Zacualpa, junto a un gran número de patrulleros de las cabeceras municipales de Joyabaj y Zacualpa, en su mayoría ladinos, acompañados por dos civiles encapuchados, se dirigieron a la comunidad de Arriquín.
Antes, los soldados y patrulleros entraron en la aldea Estanzuela, donde ejecutaron a 57 personas y quemaron siete casas. Bordearon el río hacia Arriquín, y allí encontraron personas que se estaban bañando; sólo algunas lograron huir. Los soldados violaron a varias mujeres. A una de las víctimas, que estaba embarazada de siete meses, la violaron, le abrieron el vientre con cuchillo y le sacaron el feto. Al resto de las personas las ejecutaron.
Luego, ya en Arriquín, los militares fueron casa por casa. A los moradores los amarraban y los mataban, rociaban las casas con gasolina y les prendían fuego. Cuando los vecinos intentaban huir, les disparaban. Un sobreviviente, al escuchar los disparos, salió de su rancho “y cabal vimos que la pobre gente estaba huyendo y los agarraron con Galil, los mataron”. Cuando encontraban niños, los mataban a golpes.
Las casas de los ladinos no fueron asaltadas. Un declarante afirma, refiriéndose a las casas que no resultaron arrasadas, que “como esa casa es de ladino no la quemaron y ahí se quedaron, ya no siguieron porque las demás casas que seguían eran casas de personas ladinas”.
En total murieron 83 personas, población maya k’iche’, civil e indefensa.

III. LOS HECHOS POSTERIORES
Después de los hechos el Ejército continuó hostigando a la población sobreviviente: quemaron las viviendas y destruyeron los sembradíos, forzaron a la comunidad indígena a desplazarse hacia el monte, hicieron desaparecer y ejecutaron a varios miembros de la comunidad. Según varios testimonios, la guerrilla orientó a las personas que lograron huir de la masacre sobre cómo organizarse para sobrevivir: “Nosotros aprendimos a organizarnos para huir y regresábamos cuando se retiraba el Ejército, si no, ahorita no quedaría ninguno vivo”.
Las familias ladinas volvieron a mediados de 1982 a instalarse en la comunidad. Fue en ese tiempo cuando se conformaron las Patrullas de Autodefensa Civil (PAC).
La discriminación hacia los indígenas y su “estigma” de guerrilleros persiste hasta hoy. Un indígena afirma: “A nuestros hijos todavía los discriminan en la escuela, no les enseñan nuestra lengua, los niños ladinos les insultan, les dicen que son hijos de guerrilleros. Ahorita tenemos un proyecto de artesanía y ellos ya dicen, otra vez llegaron a meterles malas ideas a los indios, pero ya saben lo que pasa y no aprenden”.

IV. CONCLUSIONES
La CEH, estudiados los antecedentes reunidos, llegó a la convicción de que, por lo menos 83 personas indefensas de la comunidad maya k’iche’ de Arriquín fueron muertas por efectivos del Ejército de Guatemala, quienes son responsables de esta grave violación del derecho a la vida, además de múltiples violaciones a la integridad personal de miembros de la misma comunidad.
A la CEH le asiste, además, la convicción de que quienes dirigieron esta operación criminal tuvieron la intención de destruir precisa y únicamente a la población maya, no sólo eliminando físicamente a las personas que se encontraban en la comunidad, sino también destruyendo sus casas y medios de subsistencia y hostigando constantemente a las personas que pudieron escapar. El hecho que los autores no se inhibieron de matar a niños constituye otro elemento indicativo de que el principal objetivo de esta masacre fue la eliminación de la comunidad maya.
La CEH considera que la identificación, por el Ejército, de este grupo como enemigo guerrillero, en razón de su identidad maya k’iche’, condujo a la decisión de destruirlo, revistiendo el acto criminal carácter genocida.
Este caso es ilustrativo de un patrón criminal que caracteriza a los actos genocidas, el cual se repitió masivamente en contra de los miembros del grupo étnico maya k’iche’ de varias comunidades del municipio de Zacualpa.
La CEH considera, además, que este caso ilustra cómo la discriminación étnica se reprodujo al interior de comunidades rurales, agudizándose a causa del enfrentamiento armado interno, en razón de la identificación que el Ejército hizo de los indígenas como proclives a la guerrilla. Considera, asimismo, que el caso ilustra la relación existente entre el logro de la concordia nacional y la superación de la discriminación por razones étnicas.

LISTADO DE LAS VÍCTIMAS
Ejecución arbitraria
Alfonso Chingo
Antonia Ajqui Gimon
Aurelio Rosales
Candelaria Rosales
Carlos Us
Cirilo Us
Josefa Xirum
José Calel Castro
Juan Us
Juana Castro
Juana Chingo
Juana Xirum
Manuel Sajqui Xirum
Mauricio Us
Miguel Xirum
Miguel Xirum
Otilia Chingo Rosales
Pablo Us
Ricardo Us
Tomás Xirum
Vitalina Saquic
Vitalino Xirum

Ejecución arbitraria, tortura
Domingo Tiño
Isabela Ajqui
Marcelo Ajqui Gimon
Paula Ajqui Gimon
Paulina Calel Castro
Pedro Gutiérrez Chingo

Víctimas colectivas/desconocidas: 57

Fuente: CEH, Guatemala, memoria del silencio.

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