Caso ilustrativo No. 97
Ejecución arbitraria
de Guillermo Monzón, comisionado militar, por el Ejército Guerrillero de los
Pobres (EGP)
I. ANTECEDENTES
La figura del
comisionado militar fue creada en 1938, con el propósito básico de hacer
efectivo el reclutamiento de los jóvenes para que realizaran el servicio
militar. En 1954, se replanteó su organización, instrucción y adiestramiento,
quedando bajo la dependencia orgánica y funcional del Estado Mayor del
Ejército, a través de la cadena de mando castrense. En 1963 se desarrolló un sistema institucionalizado de
contrainsurgencia del cual los comisionados militares formaron parte y, dos años después, se les
permitió, por ley, utilizar uniforme militar. De acuerdo con el reglamento que
regula esta figura, los comisionados militares eran considerados como “miembros
del Ejército cuando se encuentren en cumplimiento de una misión”.
Los comisionados
eran elegidos entre los reservistas del Ejército, pero existía la posibilidad
legal de designar para que ocuparan ese cargo a al guien que no hubiera
prestado servicio militar: “…serán seleccionados entre los de mayor
capacidad intelectual y física, debidamente comprobadas”. Así, fueron escogidos hombres, en su
mayoría campesinos, por la posición que ocupaban dentro de la comunidad, por su
capacidad económica, por su capacidad de liderazgo o su afinidad ideológica con
el régimen, o por simple decisión del responsable militar del área.
Estas
personas sirvieron a la estrategia contrainsurgente del Ejército, so bre todo
en el trabajo de Inteligencia en el interior de las comunidades rurales, a fin
de mantener un estricto control de la población. Así, los comisionados
militares debían reportar al Ejército los movimientos de personas, los
comentarios políticos y no políticos que circulaban por la zona, las visitas y
reuniones, la llegada de extraños, es decir, todo lo relacionado con los
pobladores y vinculación, de cualquier índole que fuera, con la guerrilla.
La guerrilla, por su
parte, en el desarrollo de la fase de propaganda armada definida en 1974, declaró a los comisionados “objetivos
militares” y a partir de 1975 puso en práctica una represión selectiva
contra ellos, que se prolongó hasta 1996. En Ixcán fueron ejecutados durante
este período, según los datos de la CEH, al menos 20 comisionados militares,
auxiliares e informantes.
Las víctimas, que en
algunas oportunidades habían sido advertidas por la guerrilla de que no debían
seguir colaborando con el Ejército bajo
amenaza de represalias, eran sacadas de sus casas, utilizando el factor sorpresa, para minimizar su
resistencia. Una vez amarrada, a pocos metros del lugar donde vivía, la víctima
era ejecutada. En otras
ocasiones, recurrieron a la emboscada. Después
de cometidas las acciones, informaban a la población que aquel “enemigo del
pueblo” había sido “ajusticiado”,
lo que hacían directamente o mediante volantes y pancartas.
Guillermo
Monzón, comisionado militar, originario de Huehuetenango, ladino, parcelario en
la cooperativa de Xalbal, municipio de Ixcán, Quiché, mantenía fuertes
diferencias con otros parcelarios indígenas de la misma cooperativa por la
propiedad y uso de la tierra. En 1975, trabajaba como tractorista del Instituto
Nacional de Transformación Agraria (INTA), ente gubernamental que poco antes
había llegado a la región.
II. LOS HECHOS
El 28 de mayo de
1975, en centro La Cuchilla, cooperativa Xalbal, municipio de Ixcán, el
comisionado militar Guillermo Monzón es sorprendido por miembros de la
guerrilla. Lo capturan, ejecutan y sepultan en el mismo lugar donde fue
ejecutado. Cuatro días después, su cadáver fue encontrado por los pobladores.
La familia de la víctima abandonó el lugar y no volvió más.
Guillermo
Monzón residía en la cooperativa Xalbal, y fue señalado de forma reiterada por
los habitantes del lugar como informante del Ejército. “Había hecho una
lista de gente que consideraba que estaba cerca de la guerrilla” y la insurgencia decidió ejecutarlo.
A
través de este hecho el EGP emerge a la luz pública, siendo ésta su primera
acción en el enfrentamiento armado interno.
III. DESPUÉS DE LOS
HECHOS
El 10 de junio de
1975, paracaidistas del Ejército descendieron sobre Xalbal junto a otras tropas
que penetraron en la cooperativa por tierra, apresaron a varias personas y
establecieron un destacamento militar en las instalaciones que el Instituto
Nacional de Transformación Agraria (INTA) tenía en Buenos Aires. Así lo recuerda un testigo
presencial: “…Cuando cayeron los soldados ‘como paraguas’ era un día
domingo, estaba la población en el mercado. Entró el Ejército para llevarse
algunos socios de la cooperativa de Xalbal y se los llevó en helicóptero. Nunca
más volvieron a aparecer”.
La
ejecución de Guillermo Monzón desató la represión por parte del Ejército en la
región. Unos 35 cooperativistas
fueron hechos prisioneros durante 1975 por miembros del Ejército, algunos de
ellos desaparecieron, mientras que otros fueron torturados y puestos en
libertad al cabo del tiempo. “Pude
observar a varios de los capturados … fuertemente castigados. Les metían un
pañuelo en la boca para ahogarles, les tumbaban en el suelo y la patrulla
pasaba saltando encima … Uno de los soldados dijo que había un hoyo y dentro
estaba la gente con el agua hasta el cuello”.
IV. CONCLUSIONES
Atendiendo a los
hechos anteriormente descritos, la CEH ha llegado a la convicción plena de que
miembros del Ejército Guerrillero de los Pobres (EGP) planificaron, ordenaron y
ejecutaron arbitrariamente a Guillermo Monzón, constituyendo dicho acto un
grave atentado al derecho a la vida y una infracción a las normas básicas del
Derecho Internacional Humanitario.
Ni las acusaciones
formuladas contra la víctima por la guerrilla, ni cualquier otra consideración
de carácter militar o político, pueden ser alegadas como justificación jurídica
o ética de este crimen.
La CEH considera que
el presente caso es ilustrativo de la estrategia de represión ilegítima
selectiva que el EGP desarrolló contra los comisionados militares, siendo
significativo, además, por tratarse del primer comisionado militar ejecutado en
el Ixcán y por ser la primera acción del EGP como organización político
militar.
Finalmente, la
circunstancia que fuese la población civil, quien sufrió la represalia del
Estado frente a este hecho cometido por la guerrilla, ilustra la perversa
espiral de violencia que generaban acciones contrarias a las normas que rigen
los conflictos armados.
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