Caso ilustrativo
No. 53
Miembros de las PAC obligados a matar a otros miembros de las
PAC
“Vos matalo a éste,
si vos no lo matas, te mato”,
amenazó
el teniente del Ejército a un patrullero.
“…Empezamos a tomar
más guaro aquí, para que se ponga tranquilo el corazón, para que se pase un
poco el dolor de las cosas que pasó” afirmó un indígena ex patrullero de San
José.
I. ANTECEDENTES
San José Sinaché, municipio de Zacualpa, departamento de Quiché,
es una comunidad habitada por indígenas maya k’iche’.
En la década de los setenta miembros de la comunidad de San José
Sinaché se organizaron en el Comité de Unidad Campesina (CUC). A finales de la
década el Ejército Guerrillero de los Pobres (EGP) operó en la zona. Los
habitantes de San José Sinaché no se involucraron como combatientes a la
guerrilla, pero algunos les proporcionaban alimentos.
Como entre los habitantes maya k’iche’ de
San José Sinaché y las comunidades ladinas vecinas de Capuchinas y Chinique
existían previamente conflictos étnicos y de tierra, los últimos los acusaron
en el destacamento militar de Zacualpa de ser guerrilleros.
“Ahí están buzones, ahí está enterrado el
maíz y tienen armas…”
En abril de 1982 el Ejército organizó la Patrulla de Autodefensa
Civil (PAC) en San José Sinaché.
En la
primera semana de mayo el teniente del destacamento militar de Zacualpa se
reunió con los patrulleros e insistió en la obligación que tenían de encontrar
y denunciar a quienes pertenecieran o estuvieran involucrados con la guerrilla.
“Nosotros no sabemos nada”, se atrevió a decir uno de los patrulleros,
Antonio Castro Osorio. El teniente le acusó de guerrillero. “No somos toda
la gente así, nosotros no sabemos”, acotó otro de los patrulleros, Martín
Panjoj Ramos. “Ah, entonces vos sos también guerrillero”, afirmó el
teniente. Los demás patrulleros permanecieron callados. “Si no entregás a
tus papás [refiriéndose a la guerrilla] vos vas a morir, porque aquí
están”, dijo el teniente dirigiéndose a uno de los jefes de patrulla,
Manuel Tol Canil. “Pero no hay nada. Ahora, si encontramos, los vamos a
llevar ahí con ustedes al destacamento”, respondió Manuel Tol Canil.
Después de esta reunión el teniente disparó dos veces al aire “para
que la gente viera que tenía más poder”, y se fue.
Desde que se crearon las PAC en San José
Sinaché los patrulleros empezaron a reunirse cada ocho días para ponerse de
acuerdo en cómo defenderse de “los Ejércitos”. Decidieron no denunciar
ni entregar a nadie aunque supieran que era miembro o colaborador de la
guerrilla. Para el Ejército la falta de denuncia y de colaboración era una
constatación de que la población estaba con la guerrilla. Un declarante afirma
que le escuchó decir al teniente: “Todos los patrulleros de San José Sinaché
eran guerrilleros, mala gente, porque nunca avisaban o denunciaban cuando la
guerrilla pasaba por San José Sinaché”.
II. LOS HECHOS
El 24 de mayo de 1982, casi un mes después de haberse creado las
PAC en San José Sinaché, el teniente, acompañado de unos 40 soldados, reunió a
los patrulleros del municipio de Zacualpa frente a la iglesia de San Antonio
Sinaché, comunidad vecina a San José Sinaché. A esta reunión asistieron alrededor
de 800 patrulleros de varias aldeas vecinas, entre otras, las comunidades
ladinas de Chinique, Capuchinas, Rincón de los Leones, Zacualpa. De San José
Sinaché asistieron 80 patrulleros.
Al mediodía, alrededor de las doce y media, cuando estaban todos
reunidos, el teniente preguntó, refiriéndose a la guerrilla: “¿Ya
encontraron a los desgraciados? Porque aquí están. Si no los entregan, aquí los
matamos a todos”.
A la una de la tarde, el teniente ordenó a los patrulleros
de San Antonio y San José que fueran a hacer un “rastreo” en las
montañas cercanas. A las tres de la tarde, los patrulleros regresaron a San
Antonio, sin haber encontrado guerrilleros. Mientras tanto, miembros del
Ejército y patrulleros habían ejecutado a cuatro integrantes de las PAC de San
Antonio y a dos mujeres de San José Sinaché. El teniente se dirigió entonces a
todos los patrulleros y a los vecinos de San Antonio ahí presentes y, señalando
los cadáveres, afirmó: “La ‘mala gente’ aquí está, aquí está. Ustedes los
están manteniendo, les están dando comida, por eso es que nunca mueren. Que se
mueran en las montañas, que se mueran en las quebradas, por el hambre tienen
que morirse. Si los miran agárrenlos y llévenlos conmigo a Zacualpa”.
El teniente ordenó luego que los patrulleros de San José Sinaché
formaran una fila. Frente a ellos se encontraban los soldados y detrás el resto
de los 700 patrulleros. Los despojaron de sus palos y machetes. “¿Quiénes de
ustedes hablaron el otro día?”, preguntó el teniente, refiriéndose a la reunión
de la primera semana de mayo del 1982. Los patrulleros de San José Sinaché
permanecieron en silencio. “Pero yo ya los conozco”, manifestó el teniente,
y señalando a uno de los jefes de los patrulleros, Manuel Tol Canil, afirmó:
“Vos sos”. Los patrulleros de San José, Martín Panjoj Ramos y Antonio Castro
Osorio negaron que aquel fuera guerrillero: “Dijeron que no tenían por qué
matar al primer jefe de patrulla, Manuel Tol Canil, pues él no había hecho
nada”. Entonces, el teniente los señaló y dijo: “Y vos también, y
vos también”.
El teniente ordenó que los soldados ataran a cada uno de los
tres patrulleros a los cipreses, frente a la iglesia, con las manos amarradas
por detrás.
El teniente entregó un machete al resto de los patrulleros de
San José Sinaché. Al primer patrullero de la fila le increpó: “Vos matalo a
éste. Si vos no lo matás, te mato a vos”. Les ordenó que no propinaran
machetazos que pudieran matar a sus compañeros rápidamente, pues su muerte
debía ser lenta. Comenzaron por Martín Panjoj Ramos. Le tocó el turno a un amigo
suyo y Panjoj le suplicó, mostrándole el cuello: “Dámelo aquí de una vez”. Entonces,
el teniente insistió en que debe hacerse “despacito que hay que aguantar
bastante”. Cuando Martín Panjoj Ramos murió el teniente expresó que era una
“lástima que no aguantó bastante, sólo con tres machetazos se fue”.
Manuel Tol Canil murió después de cuatro machetazos. Antonio Castro
Osorio fue macheteado seis veces, en una de las tandas intervino incluso un
familiar; pero como tardaba en morir un soldado le dijo al teniente: “¿Qué
vamos a hacer? Este pisado no se muere”. El teniente ordenó que le
partieran la cabeza. Entonces, “el soldado le quitó la cabeza, pero no todo,
sólo del cuero aquí atrás se quedó agarrado”.
Doce
patrulleros tuvieron que pasar dando machetazos antes que sus tres compañeros
murieran. Una vez muertos, hacia las siete de la noche, el teniente ordenó a
los propios patrulleros de San José Sinaché que los enterraran y dijo,
señalando a los cadáveres: “Si no entregan a todos los de la guerrilla, así
les vamos a hacer a ustedes”. El teniente designó un nuevo jefe de las PAC
de San José Sinaché, ordenándole que repitiera en su comunidad lo que se había
hecho durante el día. Luego se retiró, junto con los soldados que lo
acompañaban. Un grupo tuvo que cavar la fosa y otro tuvo que cargar los
cadáveres. Cuando terminaron de enterrar a sus compañeros los patrulleros de
San José Sinaché regresaron a su comunidad y como manifiesta un sobreviviente: “Venían
con frío, todos bien asustados. Hay algunos que ya son viejitos y llorando
venían por el camino, el caso es que todos lloramos”.
Al llegar a la comunidad de San José Sinaché, donde habían
quedado entre 15 o 20 patrulleros, todos se reunieron en su garita. Ahí, el
nuevo jefe de las PAC, repitiendo el procedimiento de aquella tarde, ordenó a
cuatro patrulleros que agarraran a uno de ellos, Pedro Tol. También dispuso que
los patrulleros que no habían ido a San Antonio se formaran en fila.
Inmediatamente, cada uno de los 80 patrulleros que habían estado
en San Antonio fueron obligados a dar muerte, mediante la aplicación de
“planazos”, a cada uno de los patrulleros que estaban en fila, a excepción
de Pedro Tol. El jefe de las PAC manifestó: “Como nosotros fuimos a sufrir
bastantes cosas ahí arriba [refiriéndose a San Antonio], aquí nos vamos
a quitar el vicio”.
Muchos de los patrulleros, aprovechando que ya estaba oscuro y
que el jefe de patrulla no podía observar bien lo que hacían, se abstuvieron de
dar “planazos” a sus compañeros. Luego, el jefe de patrulla mandó a
cavar una fosa, mientras cuatro patrulleros mataban a Pedro Tol: “A puro
machete se murió el pobre. Dicen que le hicieron pozol la
cabeza”. Los mismos patrulleros lo enterraron. Después de eso, todos los
patrulleros se retiraron a sus casas.
La CEH pudo identificar a 11 de las víctimas, ocho de ellos
patrulleros de la etnia maya k’iche’.
III. DESPUÉS
Una parte de la comunidad, formada por familiares de los
patrulleros muertos, huyó hacia las montañas. Allí permaneció escondida más de
una semana.
A partir de ese día, los patrulleros de San José Sinaché
sufrieron miedo y tristeza: “Apenados estábamos … porque de repente nos toca
a nosotros también … y con pena por los que habían muerto … Después de esto
vivíamos con tanto miedo…”
Uno de los patrulleros obligados a matar a machetazos a sus
compañeros en San Antonio Sinaché, llamado Martín Castro Calel, sintió desesperación.
No se explicaba la razón por la cual lo habían obligado a matar a sus
compañeros, prefería morir a tener que vivir con la culpa. Desde entonces,
comenzó a tomar mucho licor, se enfermó y murió a los tres años de los hechos.
La esposa de uno de los patrulleros, como
muchas otras viudas, quedó sola con seis hijos. Dos de ellos murieron durante
el enfrentamiento armado. Para mantener a los demás tuvo que irse a la costa, a
cortar café y caña.
IV. CONCLUSIONES
La CEH llegó a la convicción de que el Ejército atentó contra el
derecho a la vida y a la dignidad de 11 campesinos de San José Sinaché, civiles
e indefensos, al ordenar sus ejecuciones arbitrarias de un modo cruel e inhumano.
En cuanto a la responsabilidad material, la CEH considera que
los patrulleros fueron obligados por el Ejército a matar a sus vecinos, bajo
amenazas y sin su consentimiento; dadas las circunstancias, proceder como hicieron
los patrulleros, fue una forma de sobrevivencia.
El caso ilustra la utilización de las PAC como mecanismo del
Estado para comprometer a la población civil en la lucha contrainsurgente. De
igual modo, ilustra la forma como el Ejército implantó el terror en las comunidades
para que las PAC se encarguen, de ahí en adelante, de aterrorizar y causar
sufrimientos a la población civil.
Además, en el caso se aprecia el castigo “ejemplar” del
Ejército en contra de potenciales agentes de la insurgencia, al haber obligado
a aproximadamente 800 personas a presenciar lo ocurrido. No sólo aterrorizaron
a los patrulleros de San José Sinaché, sino que también aprovecharon para aterrorizar,
de una vez, a los patrulleros de gran cantidad de las comunidades del municipio
de Zacualpa.
Finalmente, el presente caso ejemplifica varias de las consecuencias
del conflicto armado en Guatemala: el fenómeno de las PAC, convertidas en
víctimas y victimarios al mismo tiempo, el alcoholismo y la viudez por la
violencia política.
LISTADO DE
LAS VÍCTIMAS
Ejecución
arbitraria
Juan
Morales
|
Juan
Sibar
|
Pedro
Turquis
|
Ejecución arbitraria, tortura
Antonio Castro Osorio
Manuel Tol Canil
Isabel Saquic Morales
Martín Panjoj Ramos
Juana Gonzales Hernández
Pedro Tol
Tortura
Marcos Yat Chivalan
Martín Castro Calel
Víctimas
colectivas/desconocidas: 26
Fue una practica planificada, sistemática el des-estructurar las poblaciones, el tejido social de las poblaciones que suponían que ayudaban a la guerrilla o que creían eran guerrilleros, muchos población civil indefensa...Y hoy niegan de manera cobarde los actos alevosos, criminales y de rapiña que cometieron...El CACIF y sus testaferros los chafas... Están sintiendo que la justicia los alcanza, y así es...Por respeto a las victimas y sobrevevivientes hay que seguir apoyando los actos justos...Es tras la vida que vamos...
ResponderBorrarque tristesa me dio de aver leido este relato de loque nos sucedio en esa represion de las cumunidades por parte del ejercito es lamentable lo que paso con nuestros familiares como el caso mio mi abuelita lo acusaron tambien de dar comida ala guerrilla simplemente ella dedicaba de negociar su producto para subsistir anotros en esa epoca pero lo turturaron para sacarle donde dava el producto pero la comida era para nosotros eranos 8 nietos de ella y poreso lo mataron los patrulleros civiles de chiche
ResponderBorrarAunque en principio pareciera una acto locura sacado de película de terror, no fue así esos actos fueron meticulosamente planeados, supervisados y ejecutados para el uso eficaz del terror. De igual manera en algunas operaciones se uso equipos de filmación , si caía un soldado el grupo rezagado lo macheteaba y grababa para luego mostrar a quienes se enviaba a combatir, diciéndole que quienes habían macheteado el cada ver del soldado habían sido guerrilleros
ResponderBorrarEn el cuartel general algunos oficiales condicionaban a los soldados su salida de franco o descanso del domingo a condición que "verguiaran" por lo menos a un "pachuco" o sea un civil. y les proporcionaran pastillas de Mandrax para alterar su conciencia y fomentar el odio a la ciudadanía.
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