El día de ayer el presidente de la
República, la ministra de Educación y las rectoras de las universidades
públicas y privadas firmaron el “Pacto Nacional por la Lectura“.
Después de la firma del pacto, la
ministra de Educación expresó: “No podemos seguir engañados. Debemos reconocer
que tanto la educación pública como la privada han fracasado en enseñar a leer
a y escribir. Menos del 1% de egresados de la educación primaria saben leer y
escribir. Leer y escribir no es conocer los símbolos del alfabeto. Esperamos
que el esfuerzo que hoy iniciamos rinda frutos”.
La idea de que sea en las universidades que se enseñe
a leer surgió a partir del informe publicado el año anterior por uno de los
centros de investigación de la universidad estatal: “Participación y visitas de
funcionarios públicos en actividades y centros culturales”. En dicho informe se
dan a conocer los resultados de dos años de monitoreo en todo el país de la
presencia de funcionarios medios y altos de las administraciones central y
municipal en actividades como conciertos, funciones de teatro, presentaciones
de libros, exposiciones de arte, ferias de libro, etcétera. Algunas cifras del
informe:
1.
Durante dos años ninguna
biblioteca pública del país recibió la visita del alcalde municipal.
2.
Los diputados al Congreso
de la República desconocen que en dicha institución funciona una biblioteca.
3.
En las más de 200
presentaciones de libros realizadas en el país de julio de 2011 a junio de 2012
se notó la presencia de algún ministro de Estado en tan solo 2 actividades.
“A
partir de ahí, expresó la rectora de la universidad nacional, nos preguntamos:
¿cómo es posible que una persona que haya pasado por la universidad al menos
seis años, no haya aprendido a leer y que existan funcionarios públicos que ni
siquiera leen los expedientes que firman? Fue entonces cuando nos planteamos
que una de las tareas fundamentales de la universidad debe ser esa: enseñar a
leer y escribir”.
El
presidente de la nación expresó: “A este pacto le pondremos el mismo empeño que
hemos puesto en los otros pactos que hemos firmado este año: hambre cero, por
la paz y la seguridad. Si en menos de un año hemos reducido los homicidios a
niveles inferiores a los de los países nórdicos, si la desnutrición es cosa del
pasado, tengo la certeza de que en 10 años tendremos un presidente que no le
tenga miedo a los libros”.
(*)
El País Paralelo es un paraíso ficticiamente real, en donde de vez en cuando
suceden eventos –eventuales, no planificados– positivos.
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