Caso ilustrativo No. 27
Masacre de Xemal
Colotenango, Huehuetenango
“He visto un hoyo
muy grande; allí estaban tirados los cuerpos; pensé que vi a mi hijo entre
ellos; los soldados tiraron una granada y todos los cadáveres estaban en
pedazos, pude ver brazos y piernas y mucha sangre por todos lados, había unas
treinta personas dentro de este hoyo”.
I. ANTECEDENTES
La aldea Xemal está
ubicada en el municipio de Colotenango, en el sur del departamento de
Huehuetenango. El municipio de Colotenango limita al norte con los municipios
de San Pedro Necta y Santiago Chimaltenango, al sur con el municipio de San
Gaspar Ixchil, al Oriente con los municipios de San Juan Atitán y San Rafael
Petzal, y al occidente con el municipio de Ixtahuacán.
En 1978 se formó el
Comité de Unidad Campesina (CUC) en Huehuetenango. Esta organización llegó a
ser la más grande del departamento, hasta que a finales de 1981 quedó
desarticulada en realidad como consecuencia de la represión a que fueron
sometidos sus integrantes. En los últimos meses de 1978 se informó sobre el
primer hecho de violencia cometido contra dirigentes del CUC en Huehuetenango; “…cuando empezó a organizarse el
CUC, la gente lo recibió con entusiasmo porque buscaba un cambio social y
político. En 1980 los líderes del CUC fueron muy presionados, tanto en la
capital como en Huehuetenango, y tuvieron que irse a México …, cae Vicente
Menchú, Domingo Hernández miembro de la dirección nacional [del CUC], se
va al refugio…”
En febrero de 1981 el Ejército
Guerrillero de los Pobres (EGP) realizó la primera acción militar en la región.
A esta acción militar se sumó el “ajusticiamiento” de tres finqueros,
uno de los cuales era comisionado militar y los otros dos supuestos
colaboradores del Ejército. En octubre del mismo año el EGP tomó el control de
la única vía de acceso al noreste de Huehuetenango. Durante los primeros meses
de 1982 el EGP realizó emboscadas contra el Ejército en la carretera
interamericana, además de quema de alcaldías, voladura de postes de energía
eléctrica y de los puentes El Boquerón, El Cable y Chanjón, y emprendió
asimismo el ataque al destacamento militar de la aldea Tixel, ubicado en ese
tiempo en la escuela del lugar.
En 1982 el Ejército
de Guatemala lanzó el plan de campaña Victoria 82 dirigido contra los frentes
guerrilleros del noroccidente y norte del país. Gran parte de esta ofensiva
militar se concentró en las áreas que se hallaban bajo la influencia del EGP,
debido a que dicha organización contaba con el apoyo de los pobladores de esa
región.
Así, en el Anexo H
del plan de campaña Victoria 82, relativo a la Estrategia Militar, el
Ejército destaca que: “…se niegue el acceso a los subversivos a la población
que constituye su base de Apoyo Político Social …” Y concluye: “La
misión es aniquilar a la guerrilla y organizaciones paralelas”.
De igual forma, en
el mismo Anexo H del plan de campaña Victoria 82, el Ejército determinó que “…existe
subversión, porque un pequeño grupo de personas la apoyaron, y un gran número
de personas la toleran, ya sea por temor o porque existen causas que la
generan. La guerra se debe combatir en todos los campos …. La mente de la
población es el principal objetivo…”
El proceder del
Ejército durante la aplicación del plan de campaña Victoria 82, estuvo
determinado por la percepción que la Institución Armada tenía del nivel de
relación con los insurgentes de la población. Así, la represión en algunos
lugares fue indiscriminada, mientras que en otros fue selectiva, dependiendo de
la información proporcionada por la Inteligencia militar.
En julio de 1982 las
autoridades militares convocaron a los vecinos de los municipios de San Pedro
Necta, Colotenango, Santiago Chimaltenango, La Libertad y La Democracia a una
reunión en la aldea Camojaíto, municipio de La Democracia. En la reunión
quedaron organizadas las Patrullas de Autodefensa Civil (PAC) de la región. Con
la implantación de las PAC el Ejército alcanzó el objetivo estratégico de
constituir un poder local afín, supeditado, y que estuvo directamente implicado
en la lucha contrainsurgente.
El 7 de agosto de
1982 la guerrilla dinamitó el puente Chanjón sobre el río Selegua, donde el
Ejército pasaba registro a las camionetas que venían de la cabecera
departamental y de La Mesilla, frontera con México, y donde se requerían los
documentos de identificación personal a los pobladores.
A raíz de
esa acción, el Ejército ordenó a las PAC de San Pedro Necta custodiar todo el
tiempo los puentes tendidos sobre el río Selegua. La vigilancia de estos
puentes se convirtió en la principal función de las PAC del lugar durante el
enfrentamiento armado. Ese mismo año el Ejército instaló un destacamento
militar en la comunidad El Cable, con el fin de evitar el bloqueo por parte de
la guerrilla, de la carretera Interamericana.
El
Ejército ya había detectado entonces la simpatía con que contaba el EGP en
varias de las comunidades de los municipios de Colotenango y La Democracia,
entre las cuales se encontraban las aldeas Bella Vista, Tixel, Ical y Xemal, y
así también los caseríos Chanjón y El Chorro.
II. LOS HECHOS
El 9 de agosto de
1982 por la mañana, hombres fuertemente armados, vestidos de civil y que
aseguraban ser guerrilleros, llegaron cerca del caserío Chanjón, a la orilla de
la carretera Interamericana. Convocaron a los habitantes del lugar y a los
trabajadores de las fincas cercanas y les indicaron que debían acompañarlos,
diciéndoles: “Ustedes tienen que venir con nosotros, para ayudarnos a matar
a los soldados”. Los
vecinos se dieron cuenta de que los hombres armados eran soldados, dado que,
según los declarantes, usaban botas de cuero de las usadas por el Ejército;
además, algunos vecinos los vieron llegar en un camión: “…Nos dimos cuenta
que no eran guerrilleros sino del Ejército … la guerrilla no usaba carros,
especialmente carros buenos”. Después,
los hombres vestidos de civil capturaron a varios pobladores, los subieron en
el camión y los trasladaron hasta la aldea Tixel. Cuando los subieron les
empezaron a atar de pies y manos. “…Cuando vimos que los estaban atando de
pies y manos quisimos seguir los camiones pero no pudimos…” Por la tarde, los mismos sujetos que
habían llegado por la mañana, pero esta vez debidamente uniformados como
soldados del Ejército de Guatemala, regresaron al caserío, donde incendiaron
varias casas y avisaron a los familiares de los capturados que lo mismo les iba
a pasar si seguían apoyando a la guerrilla.
Ese
mismo día, en la aldea Tixel, los soldados aprehendieron a varias personas que
se hallaban en sus casas o trabajaban en sus siembras. Las víctimas habían sido
identificadas previamente mediante una lista que portaban los uniformados. Los
prisioneros fueron trasladados entonces a la aldea Xemal en el mismo camión en
el cual iban las personas que habían sido capturadas en Chanjón.
De acuerdo con los
relatos de los declarantes, los soldados que efectuaron estas capturas
provenían de la zona militar 19 y del destacamento militar del municipio La
Democracia.
En Xemal, donde
estaba ubicada la sede de la Patrulla de Autodefensa Civil de esa comunidad,
los soldados ejecutaron a las víctimas. Los cadáveres fueron lanzados a una
fosa común que había sido cavada por los patrulleros civiles de la aldea Xemal,
cerca de un arroyo que pasa por el fondo de un barranco, en las afueras del
pueblo. Antes de que los patrulleros cubrieran de tierra la fosa, los soldados
arrojaron en ella varias granadas sobre los cadáveres.
La
CEH logró identificar 21 de las 39 víctimas de la masacre de Xemal, todos
hombres, en su mayoría indígenas de origen mam y miembros del Comité de Unidad
Campesina (CUC). Los ejecutados eran parte de la población civil y se
encontraban indefensos y desarmados.
La búsqueda
Las víctimas habían
sido capturadas en diferentes lugares y fueron trasladadas al poco tiempo a un
lugar desconocido para los familiares.
El día 10 de agosto
un padre de familia inició la búsqueda de su hijo, víctima de la masacre. Fue a buscarlo a la zona militar 19,
ubicada en la cabecera departamental de Huehuetenango, donde le recibió un
oficial de la Oficina de Asuntos Civiles del Ejército (S-5). Este negó que
hubiera algún detenido y lo remitió a la sede de la Policía Nacional. Sin
embargo, el comandante de la zona militar extendió un documento en el que
solicitaba a todo el personal militar del lugar que facilitara la búsqueda de
su hijo.
Posteriormente, el
padre regresó a Colotenango, donde recibió la información de que los detenidos
habían sido ejecutados en la aldea Xemal. El declarante dio aviso de los hechos
al alcalde de Colotenango y al secretario de la Municipalidad y, junto a otros
familiares de víctimas, se dirigió a la aldea Xemal. Allí se encontró con unos
soldados que estaban vigilando el sitio donde se había cometido la masacre.
Los
efectivos militares no permitieron que nadie se acercara al lugar y, disparando
al aire, les advirtieron: “Vamos a matar a los que se atrevan a acercarse a
este lugar”. Sin embargo, al serles mostrado el documento extendido por el
comandante de la zona militar 19, dejaron pasar tan sólo al portador de la
carta. Al llegar al lugar de las ejecuciones, el padre vio la fosa: “…He
visto un hoyo muy grande, allí estaban tirados los cuerpos; pensé que vi a mi
hijo entre ellos; los soldados tiraron una granada y todos los cadáveres
estaban en pedazos, pude ver brazos y piernas y mucha sangre por todos lados,
había unas treinta personas dentro de este hoyo…”
El 12 de agosto los
otros familiares lograron llegar a la fosa y se dieron cuenta de que la mayoría
de los cuerpos estaban destrozados por completo, por lo que decidieron
enterrarlos allí mismo, pues era imposible trasladarlos a sus respectivas
comunidades.
Ese mismo día, el
entonces alcalde de Colotenango levantó las actas correspondientes en el libro
de defunciones, con el registro No. 45-82. Días después, el edificio de la
municipalidad de Colotenango fue incendiado por la guerrilla, por lo que no
existe la posibilidad de conocer el acta original.
Sin
embargo, algunas personas entrevistadas por la CEH presentaron a ésta
constancias de defunción con fecha 22 de enero de 1998, firmadas por el actual
registrador civil de Colotenango, en las que se hace constar que algunas
víctimas “murieron a consecuencia de destrozamiento del cráneo y rostro,
causados por heridas de bala”, mientras que otras “murieron por asfixia,
como consecuencia de estrangulamiento”.
III. HECHOS
POSTERIORES
Desde el 12 de
agosto de 1982 y durante los 12 años siguientes, los pobladores varones del
caserío Chanjón, que tuvieran entre 17 y 70 años de edad, fueron obligados a
patrullar. No les dieron armas. Los rastreos de guerrilleros tenían que
hacerlos en coordinación con los vecinos de las aldeas Bella Vista y
Granadillo.
El 14 de agosto del
mismo año los soldados llegaron nuevamente al caserío Chanjón y capturaron a
Raúl Morales Godínez, a quien ejecutaron en el puente Chanjón; a Andrés Morales
Velázquez, quien fue ejecutado fuera de su casa y en presencia de su familia, y
a Pedro Morales Velázquez, a quien llevaron con rumbo desconocido sin que se
volviera a saber de él. Antes de retirarse del lugar, los soldados quemaron
cuatro casas.
Varios declarantes
sostuvieron que el Ejército jamás les había “molestado” antes, por lo
que consideran que la masacre se debió a las acciones militares previas
cometidas por la guerrilla.
IV. CONCLUSIONES
La CEH, analizados
los antecedentes del caso, ha llegado a la convicción de que el 9 de agosto de
1982, efectivos del Ejército de Guatemala y de las PAC de Xemal, ejecutaron a
39 personas en la aldea Xemal, en violación de su derechos a la vida. Además,
la CEH considera que el hecho se ve agravado por la manifiesta sevicia y
crueldad con que actuaron los responsables, al haber arrojado granadas sobre
los cadáveres a fin de destruir físicamente los cuerpos y evitar, así, la
identificación de los mismos por sus familiares.
Asimismo, la CEH
concluye que el Estado, a través del Ejército, violó el derecho a la vida de
las dos personas que fueron ejecutadas en el caserío Chanjón el 14 de agosto de
1982 y como el derecho a la libertad, la integridad y la vida de la persona que
fue hecha desaparecer ese día, en el mismo lugar.
La CEH considera,
además, que la posible colaboración que la población pudo haber prestado a la
guerrilla no otorga ningún tipo de justificación jurídica o ética a este
crimen.
Al analizar los
hechos del caso, la CEH ha llegado a la conclusión de que la masacre de Xemal
fue una acción ejecutada en el marco de los objetivos previstos en el plan de
campaña Victoria 82 del Ejército de Guatemala y que las comunidades
afectadas habían sido previamente seleccionadas como blanco de esta operación.
LISTADO DE LAS VÍCTIMAS
Ejecución arbitraria
Andrés
Morales Velásquez
Raúl
Morales Godínez
Ejecución
arbitraria, privación de libertad
Alfonso
García Morales
Andrés
García Velásquez
Antonio
Morales García
Antonio
Morales García
Artemio
López Morales
Ezequiel
López Jiménez
Felipe
Morales García
Juan
Morales Mendoza
Julio
Morales Vasquez
Marcos
Morales López
Nicolas
Velásquez Gabriel
Francisco
Velásquez
Jacinto
López Felipe
Julio
García
Marcos
López Morales
Marcos
Morales Méndez
Miguel
Morales Pérez
Miguel
Velásquez
Rafael
Velásquez
Sebastián
Morales Méndez
Alonzo
Morales Sánchez
Desaparición
forzada
Pedro
Morales Velásquez
Víctimas
colectivas/desconocidas: 18
Fuente:
CEH, Guatemala memoria del silencio.
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