viernes, 28 de agosto de 2015

Porque mi voto cuenta... yo votaré nulo




¿Por qué?
1.     Las elecciones del 6 de septiembre se realizarán haciendo uso de mecanismos que legitiman la corrupción, la compra-venta de votos, el financiamiento de mafias a partidos y candidatos. Al final de cuentas el sistema electoral garantiza que los ganadores sean aquellos que invierten más recursos financieros en la campaña y, hoy por hoy, mucha de esa inversión sólo la pueden realizar quienes reciben dinero del narcotráfico y otras actividades ilícitas. Así lo demostró el informe de la CICIG sobre el financiamiento de los partidos políticos.
2.     Los candidatos que tienen alguna posibilidad real de pasar a una segunda vuelta electoral están profundamente cuestionados, ya sea por sí mismos (Manuel Baldizón y Sandra Torres) o por lo que significan sus partidos (Manuel Baldizón, Sandra Torres y Jimmy Morales) o por los oscuros personajes que dan vueltas alrededor de ellos y los asesoran. Yo no voto por candidatos o partidos cuyos recursos tienen dudoso origen.
3.     Con excepción de uno o dos, que solo podrían ganar por un espectacular milagro, el resto de candidatos se resistió a dar a conocer de manera detallada y precisa el monto de su patrimonio. Esto solo puede denotar su esperanza de usar la campaña electoral para incrementar su fortuna. Yo no voto por candidatos que no se comprometen a ser honrados.
4.     Con excepción de los candidatos de la conservadora izquierda, el resto ha hecho mutis en relación con la crisis derivada del descubrimiento de que estamos siendo gobernados por una banda criminal. De manera indirecta, ello los convierte, por lo menos. en encubridores de los crímenes de Pérez Molina y su partido, cuando no en cómplices directos, como Manuel Baldizón, que se ha dedicado a proteger al hasta hoy (28 de agosto de 2015) presidente. Yo no voto por delincuentes, sus cómplices o sus encubridores.
5.     Los partidos que tradicionalmente han recogido el descontento que provocan las injusticias y la corrupción, y que podrían haber presentado propuestas serias, optaron por el suicidio. Van a las elecciones desunidos y eso solo puede derivar en una derrota total. Por cualquiera de ellos que vote, mi voto será voto perdido. 
6.     Es mentira que el voto nulo favorece al ganador. Las votaciones no son una operación aritmética, son una acción política y el que gana es porque obtuvo más votos, independientemente de cuántos voten nulo.
7.     Quien quiera que sea el que gane las votaciones, quien saldrá perdiendo es Guatemala. Ninguno de los candidatos o candidatas hará las transformaciones que el país necesita y votar por ellos es darle aire al sistema corrupto que tenemos.
8.     Votaré nulo porque de esa manera estaré demostrando mi inconformidad con el sistema electoral del país que favorece a los partidos comprometidos con la corrupción y el crimen organizado. Y así también contribuiré a empezar a forjar una nueva fuerza política que transforme Guatemala.


Una sugerencia de lectura: https://comunitariapress.wordpress.com/2015/08/30/el-remolino-del-voto-efectivo-blanco-nulo-y-del-abstencionismo/

martes, 25 de agosto de 2015

Desobediencia civil



Cuando el gobierno es detentado por delincuentes los ciudadanos honrados solo tienen un camino: la desobediencia civil.

Desde el 16 de abril de este año se empezó a ver con claridad judicial que quienes gobiernan han gobernado el país no son más que una partida de delincuentes que se inmiscuyeron en política en búsqueda del enriquecimiento fácil. Cuatro meses después es ya evidente que el presidente del país es el jefe máximo de una peligrosa banda criminal que durante décadas se ha dedicado al saqueo del estado.

En la tercera semana de agosto la CICIG y el MP sacaron a luz pública lo que ya era imposible postergar: Otto Pérez Molina es el jefe de La Línea.

En un actitud por demás estúpida el presidente en lugar de renunciar se refugia en de Manuel Baldizón y la emprende contra la CICIG, el MP y el movimiento ciudadano y amenaza con movilizar al “movimiento social” que le ha servido de comparsa.

Mientras tanto se hace evidente que la oposición a la corrupción, la real, se encuentra en las calles.  Aunque en el Congreso de la República hay “focos” de oposición estos han sido incapaces de poner un alto a la corrupción gubernamental y en lugar de salir a las calles para luchar a la par de la ciudadanía siguen de gozo en gozo en su fiesta electoral, que para algunos es una bacanal.

Después del mismo Pérez Molina quien más perdería con la renuncia del presidente es Manuel Baldizón. De ahí su respaldo al jefe de La Línea. Y el jefe de La Línea tiene la esperanza de que Baldizón gane las elecciones y le garantice impunidad. De ahí entonces que lo que nos espera en el futuro inmediato es un desgobierno.

De ahí entonces que para forzar al poder establecido a realizar las reformas que se reclaman sean insuficientes las manifestaciones ciudadanas. Necesitamos dar un paso adelante, avanzar hacia la desobediencia civil.

Ahora bien, ¿cómo expresar esa desobediencia? He escuchado, y también propuesto algunas opciones.

1. Que los fiscales de mesa del TSE no se presenten el día de las elecciones.
2. Al comprar no pedir factura.
3. No asistir a votar. Pero decirlo.
4. Votar nulo. Tomarle foto a la papeleta y distribuirla en redes.

¿Qué sugieren ustedes?