Queridas Lucrecia, Ligia, Bernardo, Luis Fernando, Alberto, Román y
Samuel
El próximo 14 de enero será un día especial
para Guatemala, o queremos que así sea. Intento ponerme en sus zapatos. Se
estarán preguntando si lograrán alcanzar los objetivos que se trazaron en el
momento en que decidieron postularse como candidatos a diputadas y diputados.
He conversado con todos ustedes y no me cabe la menor duda de que han adquirido
un gran compromiso con ustedes mismos, el país y su partido. Quiero aprovechar que
su toma de posesión como diputadas y diputados está cercana para hacerles
llegar algunas ideas que creo podrían servirles en su actividad parlamentaria.
Más que “consejos” son peticiones.
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Tómense en
serio la responsabilidad, más no la “dignidad” del cargo. Tienen una gran
responsabilidad que cumplir, las expectativas sobre lo que ustedes harán en el
Congreso exceden en mucho a lo que realmente podrán hacer. Estar claros de eso
debería ser un acicate, nunca un obstáculo para dejar de hacer y menos una
justificación. Ser diputadas o diputados no los convierte automáticamente en
personas dignas, serán ustedes los que deberán dar dignidad a los cargos.
·
Han
trabajado duro en la construcción de una agenda legislativa, pero deben estar
claros de que, por sí solos, carecen de los votos necesarios para aprobar una
ley. Para ello será necesario dialogar mucho con otras fuerzas políticas afines;
y no tan afines, pero con las cuales hay coincidencias en temas puntuales. Y
cuando eso no es posible no hay que olvidar que el Congreso también puede ser una
tribuna para dar a conocer el proyecto político del Movimiento Semilla. El
trabajo de fiscalización no requiere de mayorías parlamentarias, no lo olviden.
·
Por favor,
no dejen de leer. Que el cúmulo de trabajo no les sirva de pretexto para decir
que no leen porque no tienen tiempo. Para empezar, lean bien antes de levantar
la mano. Por muy calificados que sean sus asesores, los responsables de los
votos son ustedes, no ellas o ellos. Pero no se trata de leer únicamente las
iniciativas de ley, o los dictámenes sobre las mismas. Tómense su tiempo para
estar informados sobre la coyuntura. Y lean novelas y poesía. El debate
parlamentario es también juego de palabras y gana el que mejor sabe jugar con
ellas. Y como la corrupción será un asunto que continuará siendo centro de
atención, les sugiero leer “La silla del águila” de Carlos Fuentes, “La
corrupción de un presidente sin tacha” de Francisco Pérez de Antón, y
“Rendición de cuentas” de Juan Alberto Fuentes Knight. ¡Ah!, no olviden a
Shakespeare…
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Una
petición inusual: si sus compromisos familiares se los permiten, vayan a vivir
cerca del Congreso. Ello les hará ganar mucho tiempo (¿para la lectura?) en
lugar de perderlo en el tráfico. También les permitirá usar el poco transporte
público medianamente seguro que hay en la ciudad, y eso los acercará a la gente
de a pie; no para populismo barato, sino para conocer mejor sus problemas, sus
luchas, sus aspiraciones…
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Ustedes
son muy activos en redes sociales, por vida suyita, por lo que más quieran, no
“bloqueen” a nadie, ni siquiera a los empleados de netcenters. No hay que
escudarse en “tengo una aplicación que lo hace y no es decisión mía”. Ningún
funcionario, o político serio, debe ocultar sus opiniones a la ciudadanía, sean
amigos o sean adversarios.
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Ustedes, a
diferencia del presidente de la República, no son representantes de la unidad
nacional. Representan a sus votantes. No se alejen de ellos. Reúnanse de manera
regular con la gente, escuchen, vean y luego propongan. Esto también incluye al
partido.
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No olviden
que el sistema político del país ha sido construido para beneficiar a la élite
económica que durante siglos también ha detentado el poder político. ¡Cuidado
con ellos! Su perversidad no tiene límites. Hasta ahora han invertido recursos
en desprestigiarlos, en impedir que tomen posesión del cargo; ya como diputados
tratarán de comprarlos, chantajearlos, extorsionarlos. Tendrán que reunirse con
ellos, porque eso demanda ser diputada o diputado: para eso están las oficinas
en el Congreso de la República. No se reúnan en pentjauses de la zona 10 o zona
14. No les acepten regalos, menos cenas o comidas suntuosas, ni convites a
bebidas alcohólicas.
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El
Congreso de la República es un antro de corrupción, despilfarro y vileza. Se ha
construido ahí un espacio en donde la corrupción tiene carta de bien ser.
Rechacen, como me parece que ya lo han hecho, el seguro médico privado, el
celular y cuanto “beneficio” tenga el Congreso para los diputados. Aprendan a
vivir con su sueldo, que si mal no estoy el más bajo equivale a cerca de 10
salarios mínimos. Seguramente les dirán en algún momento “es que así es como ha
funcionado esto”, y aunque “esto” les beneficie no se les olvide que para
cambiar “esto” es que fueron electos. Ej.: no dividan una misma sesión de
comisiones de trabajo para cobrar doble o triple dieta. No paguen con recursos
públicos placeres privados.
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Sea
obligación legal, o no, hagan pública su declaración de bienes.
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¿Han
pensado en tener un sitio web propio, administrado profesionalmente, para
mantenernos informados a los ciudadanos sobre su qué hacer como diputadas/os?
Ojo: los ciudadanos esperamos información, no fotos bonitas.
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Como
congresistas les tocará viajar. Es necesario hacerlo. Pero, por favor, aprendan
a discriminar y no hacer viajes innecesarios. Sean moderados en el gasto, los
recursos públicos son sagrados; los viáticos no son un sobresueldo. Probablemente,
por “la dignidad del cargo”, no tengan obligación legal de entregar cuentas
sobre el uso que le den a los viáticos, pero háganlo. A su regreso informen a
la ciudadanía de los logros, o fracasos, y del costo de sus viajes. Tomen en
cuenta que así como la élite económica tratará de comprarlos, pasará lo mismo
con gobiernos de otros países: sean cuidadosos cuando se trate de aceptar
invitaciones “todo pagado” (hay países muy “generosos”, como Taiwán e Israel).
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Como
congresistas, tienen derecho a contratar asesores recursos públicos. Logren un
equilibrio entre hombres y mujeres, entre indígenas y ladinos. El asesor,
además de ser un experto en un área específica, es ideal que sea del partido,
así además de la capacidad técnica se cuenta con el compromiso político. No
contraten asesores cuyo único mérito es ser destacados militantes del partido;
no les ayudarán y sí les causarán muchos perjuicios. Insisto: háganse asesorar
por mujeres y también por indígenas. Coordínense para que sus asesores trabajen
en equipo.
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Acérquense
a las diputadas y diputados progresistas que en treinta y pico de años han
marcado cierta diferencia en medio de toda la podredumbre que ha caracterizado
al Congreso de la República. Reúnanse regularmente con ellas y ellos, escuchen
sus críticas, sus consejos, etc. Algunos nombres: Jorge Mario Garcia Laguardia,
Antonio Móbil, Nineth Montenegro, Amílcar Méndez, Amílcar Pop, Rosalina Tuyuc,
Manuela Alvarado, Catalina Soberanis, Sandra Morán, Enrique Álvarez, Leocadio
Juracán…
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Guatemala
sólo podrá salir del hoyo en que la han metido la élite económica y los
militares si logramos conformar un amplio frente político que vaya desde las
fuerzas políticas de derecha democrática y nacionalista hacia la izquierda. Afortunadamente,
en la nueva legislatura, hay una buena representación de ellas. Aprovechen que
el trabajo legislativo exige llegar a acuerdos, para construir puentes sobre la
base de acciones concretas, romper con desconfianzas y sobre el trabajo
legislativo cotidiano ir tejiendo un posible frente democrático para el 2023.
Particularmente relevantes en este terreno son la humildad y la generosidad.
Humildad para reconocer que no lo saben todo y que no hay verdad absoluta, que
las distintas corrientes políticas tienen su razón de ser y que nadie tiene
certificado de superioridad moral. Y generosidad para ceder y hacer concesiones
en la toma de acuerdos.
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Y, por
último, no se olviden de disfrutar de la vida.
Les deseo el mayor de los éxitos en su labor como congresistas; con ella
estarán dignificando la política en Guatemala. Un fuerte abrazo para ustedes.