Jaime Barrios Carrillo
buzon21@sigloxxi.com
Este caso exige una investigación, y los incriminados deben ser denunciados en la Corte Suprema.
Nada más se supo que Raúl Figueroa Sarti había sido condenado a un año de prisión y al pago de Q50 mil de multa a raíz de una acusación por usurpación de derechos de autor presentada a los Tribunales por Mardo Escobar, proliferaron las voces ciudadanas criticando el resultado del juicio.
Y no es para menos; se trata de un editor destacado, ex presidente de la Gremial de Libreros y fundador de la Feria del Libro Filgua, y el hombre que ha luchado por liberar la importación de libros de absurdos impuestos. Publicar y leer, siempre han encontrado obstáculos en Guatemala.
Pero ¿será una nueva falla de un desacreditado sistema judicial que permite derrochar recursos en procesos viciados? ¿O habrá razones más oscuras, más terribles y condenables? No olvidemos que Figueroa Sarti denunció desde el prin-cipio la extorsión y los acosos.
Podríamos hacer una analogía de lo nefasto, por lo que pueda haber detrás de Mardo Escobar: así como las maras im-punemente extorsionan a empresarios y autobuseros, de manera análoga habría una mara de licenciosos que hacen “su agosto” con ciudadanos a quienes logran fácilmente llevar a juicio, amparados en sus funciones dentro del sistema judicial.
No puede creerse que Mardo Escobar haya actuado por mera inmadurez o llevado por una codicia insensata. Este señor resultó ser un Comisario de Tribunales y no un fotógrafo supuestamente engañado. Y los colegas de Escobar, las juezas Rosa María López Yumán, Magda Elizabeth Pérez Arana y el juez José Gilberto Castro Linares, al emitir tan injusta y desproporcionada sentencia han entrado al ojo de la sospecha ciudadana. Porque mientras la impunidad campea, estos licenciados se dedican a juzgar y condenar a un hombre limpio y ejemplar. ¿Cuáles serán las verdaderas razones de semejante atropello “judicial”?
Bastaría con darse una vuelta por la Sexta Avenida, para percatarse de los miles de discos, películas DVD y otras mercaderías, que descaradamente violan los derechos de autor, por tratarse de copias piratas. Pero en la Sexta no pasa nada, porque vaya usted a saber quién está detrás.
En Guatemala ya todo parece posible, menos la justicia. Los policías muerden la seguridad, los jueces se hartan de injusticia y los políticos destazan la “res pública”.
¿Será algo realmente turbio lo que mueve a Mardo Escobar? ¿O es un peón en el ajedrez oculto de la corrupción al servicio de poderes fácticos?. Este caso exige una investigación, y los jueces y funcionarios incriminados deben ser denunciados en la Corte Suprema. También debe presentarse el caso en la Procuraduría de los Derechos Humanos, por el acoso que Figueroa Sarti ha denunciado por las publicaciones de su editorial relacionadas con violaciones a los derechos humanos.
Raúl es inocente y no debe ir a la cárcel, son otros los que deberían estar en el bote. Es hora de fiscalizar a los fiscales, juzgar a los que juzgan criminalmente, descubrir y evidenciar las trampas, los chantajes, los abusos.
Publicado en "Siglo XXI", 16 de agosto de 2009: http://www.sigloxxi.com/opinion/6406
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Seguramente hay un tanate de mafiosos detrás de ese Mardo
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