Cuando un país está gobernado por
bandas criminales, cuando de verdad el debido proceso no existe para los
ciudadanos y desde el gobierno se asesina, se roba, se malversan fondos
públicos, su sociedad está derrotada. Y eso hemos sido hasta ahora, millones de
derrotados. Pero la derrota no es un estado eterno. Y en el estilo de los gurús
de la autoayuda podemos afirmar que estaremos derrotados en la medida en que
así lo querramos.
Las últimas
semanas nos han demostrado justamente eso, que del miedo casi absoluto podemos
pasar a la movilización multitudinaria en contra de los criminales que
gobiernan Guatemala. Los presidentes de Guatemala (Pérez Molina y Roxana
Baldetti) están arrinconados y asustados; la Corte Suprema de Justicia declaró
procedente el antejuicio de la presidenta; el candidato oficial, Baldizón,
asustado, pide calma y cordura.
Decir en este
momento que “no pasará nada” no solo es negar lo que ha pasado, sino también
declararse perdido antes de la batalla. Nuestra historia reciente da poco
espacio para el optimismo, pero lo que está pasando ahora es una luz de
esperanza.
A los poquitos
que me leen quiero decirles que no se gana cuando se quiere perder; no se gana
cuando se considera que el contrincante a vencer (la corrupción y los corruptos)
es invencible.
¡Guatemala está
despertando y nuestro deber es contribuir a despertarla más!
El miedo o el valor como actitudes emocionales promueve respuestas inesperadas, y lo inesperado es el único fenómeno que la ciencia social puede afirmar prospectivamente... y bueno, lo inesperado es esperar que se mejore el mundo social tan gris en que vivimos...
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