¿Qué hacer? es
la pregunta que todos nos hacemos luego de que la CICIG confirmara lo que desde
hace tiempo era conocido: estamos gobernados por una banda delictiva cuya
cabeza principal está en la Presidencia y Vicepresidencia. El rechazo en contra
de los presidentes (Otto Pérez Molina y Roxana Baldetti son un solo cuerpo con
dos cabezas) va en crecimiento. Las manifestaciones que demandan su renuncia se
suceden una a la otra por todo el país, y seguirán creciendo mientras los
presidentes no renuncien.
En defensa de los presidentes Pérez
Molina-Baldetti Elías solo ha elevado su voz Manuel Baldizón, clamando que los
dejemos terminar su período. Él se cree ya presidente y está pensando en
blindarse para evitar la persecución penal.
¿Qué hacer?
Frente a un sistema judicial absolutamente cooptado por el crimen organizado es
absurdo soñar con el “debido proceso” y que los delincuentes en la presidencia
sean juzgados. Hasta ahora no ha pasado nada a Mauricio López Bonilla, el
ministro de Gobernación que le cedió el control de las cárceles a un
presidiario.
¿Qué hacer,
entonces? No cesar la presión para que los presidentes Pérez Molina y Baldetti
Elías renuncien de inmediato. Comentarios de prensa indican que la presión está
haciendo efecto. No bajemos la guardia y sigamos insistiendo con #RenuncienYa.
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