Caso ilustrativo No. 28
La ejecución de
Mario López Larrave
“El
ejemplo hermoso y digno que constituye la trayectoria de estudiante, de maestro
universitario y de profesional democrático de Mario López Larrave se consolida
y se multiplica ante su sangre derramada”.
I. ANTECEDENTES
A partir de 1945 la
Constitución Política de la República de Guatemala otorgó autonomía a la
Universidad de San Carlos de Guatemala (USAC), concebida como rectora de la
educación superior. A la vez, le encomendó funciones de cooperación en el
estudio y solución de los problemas nacionales.
La USAC, en efecto,
tuvo participación en la vida nacional, mediante propuestas concretas sobre
temas económicos, políticos y sociales. En la década de los setenta algunos de
sus miembros fueron víctimas de la violencia política vinculada al
enfrentamiento armado interno. Más tarde, se promovieron proyectos de ley que
atentaban contra la autonomía universitaria y se limitó con severidad su
presupuesto.
Mario López Larrave
cultivó la vocación por la defensa de los derechos laborales desde sus años de
estudiante de Derecho en la USAC, donde se graduó con una tesis sobre Derecho
Procesal del Trabajo. Más tarde, destacó como abogado laboralista, docente
universitario e investigador.
Alternó su actividad
entre las aulas universitarias y la defensa de los trabajadores. Su
participación en la política universitaria siempre fue de primer orden. Desde
que se iniciara como dirigente estudiantil en 1952 en la Asociación de Estudiantes
El Derecho, ocupó los cargos más importantes. Más tarde, fue secretario de la
Facultad de Ciencias Jurídicas y Sociales, de la cual fue decano en el período
1970-1974 y, en el momento de su muerte, miembro del Consejo Superior
Universitario en representación del Colegio de Abogados y Notarios de
Guatemala. Esto lo convertía en un profesional notable dentro de la
Universidad.
En 1970,
al asumir el Decanato de la Facultad de Ciencias Jurídicas y Sociales, creó una
“extensión universitaria”, que
tenía por finalidad capacitar a los sindicalistas para que conocieran las leyes
laborales y sus derechos. La “extensión” funcionó en la Antigua Facultad
de Medicina, pero tuvo que cerrar, debido a que los alumnos fueron amenazados
de muerte si se presentaban a clases.
Entre 1975 y 1976
López Larrave creó, junto con Manuel Andrade Roca y Santiago López Aguilar, la
Escuela de Orientación Sindical (EOS), que no sólo daba cursos de formación,
sino también asesoría jurídica y, en general, asistencia a la formación de
nuevos sindicatos. Andrade
Roca y López Aguilar fueron asesinados en 1979 y 1984, respectivamente.
El trabajo de la EOS
se extendió a nivel nacional y cubrió temas que trascendían el derecho laboral.
“Buscaba impulsar no un sindicalismo por sí solo sino un sindicalismo que
condujera tanto a la defensa de los intereses inmediatos de la clase obrera
como a que la clase obrera pudiera hacer valer sus derechos plenos como
ciudadanos”, objetivos
que revelan la dimensión política que adquiría la actividad académica y
profesional de López Larrave, quien, en todo caso, se ciñó siempre a la
Constitución Política y a las leyes, en particular al Código de Trabajo, del
que fue un tenaz defensor.
A principios de los
setenta Mario López Larrave trabajó en la creación de los sindicatos bancarios,
logrando organizar, entre otros, los de los bancos de Guatemala, de Londres y
de los Trabajadores. Estos sindicatos constituirían después la Federación de
Empleados Bancarios y de Seguros (FESEBS), entidad que ha jugado un papel
determinante en el movimiento sindical bancario guatemalteco.
A su capacidad
profesional como asesor laboral se atribuye que, a pesar de haber asesorado a
gran cantidad de sindicatos, casi nunca las discusiones de pactos colectivos en
que participó desembocaron en huelgas. “No le gustaban las huelgas [prefería
evitarlas] porque se perdía la credibilidad en los sindicatos”.
Durante el período
presidencial del general Kjell Eugenio Laugerud García, el movimiento sindical,
que había sido reprimido con dureza bajo el Gobierno de Arana Osorio, se fue
rehaciendo y en marzo de 1976 se forma el Comité Nacional de Unidad Sindical
(CNUS), uno de los logros más significativos en los esfuerzos de integración
sindical, y del cual Mario López Larrave fue uno de sus principales asesores
legales.
En
el año de su muerte, 1977, continuaba asesorando sindicatos, entre los cuales
destacaba el del Ingenio Pantaleón, que meses después del asesinato de López
Larrave llevó a cabo una huelga trascendental en la historia sindical de la
Costa Sur.
El 30 de mayo de
1977 el CNUS informó a la prensa sobre un “plan represivo antipopular y
sindical” basado en la lucha anticomunista y que contemplaría “la
eliminación de todas aquellas personas que se consideran valiosas en el
desarrollo del movimiento popular”.
En esos días la
Universidad de San Carlos también recibió ataques verbales provenientes del
anticomunista Movimiento de Liberación Nacional (MLN). Estos ataques coincidían
con el contenido del plan denunciado por el CNUS, que se habría fraguado en una
reunión internacional de grupos anticomunistas, en la que Guatemala estuvo
representada por el vicepresidente de la República.
La actividad
profesional y académica de Mario López Larrave fue constante e ininterrumpida,
y el reconocimiento de su papel como defensor de los sindicatos y docente
universitario ascendió progresivamente. Pero le costó la vida.
II. LOS HECHOS
La ejecución
El 8 de junio de
1977 Mario López Larrave participó en una reunión del Consejo Superior de la
Universidad de San Carlos, que se prolongó durante casi todo el día. Hacia las
cinco de la tarde, llegó a su oficina ubicada en la Vía 7, 4-79, zona 4 de la
ciudad capital.
Dejó en su
escritorio los documentos que traía de la reunión y luego salió, para ir a dar
clases a la Facultad de Ciencias Jurídicas y Sociales. Aunque estuvo poco
tiempo en la oficina, había guardado su carro en el parqueo del edificio.
En el momento que se
disponía a salir del inmueble a bordo de su vehículo, fue atacado con armas de
fuego. “Cuando sacó el carro del estacionamiento se oyeron los disparos. El
carro quedó mitad en la calle, mitad en la banqueta. Le dispararon en dos
fuegos. Y los tipos que lo hacen huyen” en un carro Datsun 120Y rojo.
Los compañeros
de trabajo salieron de la oficina a ver qué pasaba. El licenciado López
Larrave, malherido, aún estaba con vida dentro de su automóvil. Los Bomberos
Municipales auxiliaron a la víctima y la llevaron al Centro Médico, donde
ingresó a las 17.30 “con múltiples heridas de bala en diferentes partes del
cuerpo …. [Fue] asistido médicamente hasta las 18h20 cuando debido a las
heridas que recibiera dejó de existir”.
La autopsia reveló
que la víctima había recibido múltiples heridas en el cráneo, tórax, abdomen y
los miembros superiores; dos penetrantes en el cráneo y una penetrante en el
abdomen.
Personas que se
encontraban en una academia ubicada en la vecindad de la oficina del abogado
dijeron que, desde las cuatro de la tarde, dos hombres estuvieron sentados en
la acera de una calle aledaña. Vestían sombreros de petate y portaban unos costales de azúcar
en los que, probablemente, escondieron las armas.
Universitarios,
campesinos y sindicalistas condenaron en forma unánime el asesinato de Mario
López Larrave. Diversas entidades internacionales manifestaron en forma pública
su repudio por el crimen.
El
entierro fue la primera manifestación multitudinaria de guatemaltecos para
expresar públicamente su rechazo al terror.
La secuela
Tras la muerte de
López Larrave se produjeron, en forma reiterada, ejecuciones extrajudiciales de
destacados representantes de los sectores universitario y sindical. Esta
secuela fue anunciada por los estudiantes de la Facultad de Ciencias Jurídicas
y Sociales de la USAC, quienes consideraron que la ejecución del abogado
marcaba “el inicio de una ola represiva sin precedentes, de la que ninguno
de nosotros tiene seguridad de escapar”.
Entre las
víctimas se cuentan numerosas personas ligadas a la Escuela de Orientación
Sindical (EOS) y, por tanto, a Mario López Larrave. A modo de ejemplo,
destacan: Manuel Lisandro Andrade Roca,
abogado y catedrático, cofundador de esa Escuela, quien fue
ametrallado la noche del 13 de febrero de 1979 cuando salía de la elección de
nueva junta directiva del Colegio de Abogados; Johnny Dahinten, abogado y catedrático, miembro de la
EOS y asesor de los sindicatos de la Costa Sur, quien fue ejecutado a balazos
la tarde del 9 de abril de 1980 cuando estacionaba su vehículo frente al Bufete
Popular de la USAC; Manuel de Jesús Marroquín Castañeda, abogado, periodista y catedrático de
la Escuela de Orientación Sindical, quien, después de salir ileso de un
atentado en 1978, fue ejecutado el 17 de julio de 1980, frente a su bufete
profesional; Ileana Minerva, Víctor Herrera, Rosario Leal, Nery Robledo
Espinoza y Julio César Pérez Gálvez, estudiantes
de la USAC, todos miembros de la EOS, quienes el 28 de agosto de 1980 fueron
capturados junto con once personas más en la finca de retiro Emaús, en el
municipio de Palín, Escuintla, mientras participaban en un seminario y de cuya
suerte y paradero nunca más se supo, destacando que el juez encargado de la
investigación fue asesinado a las pocas semanas de haberla iniciado; Santiago López
Aguilar, abogado
laboralista y catedrático, director de la Escuela de Orientación Sindical y
estrecho colaborador de López Larrave y que luego de sufrir un atentado en
1978, del cual se recuperó, fue capturado en el centro de la ciudad el 17 de
febrero de 1984 por varios hombres que lo obligaron a subir a un vehículo,
apareciendo su cadáver cinco días más tarde en la Plaza Berlín, al sur de la
ciudad; Alan Humberto Gatica, miembro
de la Escuela de Orientación Sindical y militante de la ORPA, cuyo cadáver
apareció cerca de la USAC el 21 de febrero 1984; y María Guadalupe Navas, abogada laboralista y catedrática de
la Escuela de Orientación Sindical, cuyo cadáver apareció el 30 de agosto de
1980 en un hotel de Antigua Guatemala, junto al del secretario general de la
Universidad de Nicaragua, indicando la necropsia que las víctimas fueron
torturadas y posteriormente envenenadas, para que diera la impresión de un
suicidio.
La impunidad
Ninguno de los casos
reseñados fue esclarecido por las instituciones del Estado de Guatemala;
tampoco la ejecución de Mario López Larrave.
El mismo día 8 de
junio de 1977 elementos de la Sección de Hurtos y Robos del Cuerpo de
Detectives de la Policía Nacional elaboraron un primer informe sobre el
asesinato de la víctima, describiendo el hecho y agregando una declaración de
su esposa, quien decía que “lo habían asesinado por defender a la clase (sic)
trabajadora”.
Del
expediente policial abierto sobre el asesinato se desprende de forma fehaciente
que la víctima era investigada ilegalmente por las Fuerzas de Seguridad del
Estado, desde que fuera incluida en un “listado de personas comunistas”, a
pesar de no haber militado en ninguna organización política de ese signo. En
dicho expediente se incluye un informe de la Sección de Archivo del Cuerpo de
Detectives de la Policía Nacional, que registra supuestas actividades “comunistas”
del licenciado Mario López Larrave, desde el año 1957 hasta 1971. Sobresale
lo siguiente: “Con fecha 12/7/64. Ha viajado tras la cortina de hierro y a
Cuba, lista de 219 comunistas. Con fecha 22/3/71. Como guerrillero actúa en
Gualán”.
Por
su parte, el expediente judicial no contiene ninguna resolución o constancia de
la que se desprenda que el juez competente dio impulso a la investigación del
hecho y la determinación de los responsables. El juez se limitó a tomar
declaración a los compañeros de oficina de la víctima y devolver dos
automóviles que habían sido consignados.
III. CONCLUSIONES
La CEH presume
fundadamente que Mario López Larrave fue víctima de agentes del Estado o de
sujetos que contaron con su aquiescencia o tolerancia o, en todo caso, con su
posterior protección y encubrimiento, siendo su muerte una violación a los
derechos humanos.
Esta presunción se
funda en el análisis de todos los antecedentes del caso. Entre estos
antecedentes destacan: la calidad de la víctima, quien fue previamente
investigada ilegalmente por los servicios de Inteligencia del Estado, el
procedimiento empleado por los autores del crimen y sus características personales,
así como las armas utilizadas y el vehículo en que se movilizaban. Además, se
ha tenido en cuenta la ocurrencia, en la misma época, de numerosos casos
similares en un contexto de inequívoca hostilidad del Gobierno hacia las
actividades de la Universidad de San Carlos y del movimiento sindical. Por
último, el férreo control que el aparato del Gobierno ejercía sobre la
población de la ciudad capital no permite concebir que hechos de esta
naturaleza pudieran perpetrarse y mantenerse impunes sin el conocimiento y
tolerancia del Estado.
Además, la CEH se
formó la convicción de que en este caso las autoridades responsables del Estado
de Guatemala faltaron gravemente a su deber de investigar y sancionar los
hechos, violando el derecho a la justicia.
La CEH considera que
el asesinato del profesor López Larrave es ilustrativo de un conjunto de casos
análogos, que consistieron en la represión estatal clandestina de carácter
selectivo, utilizando métodos criminales, contra miembros de la Universidad de
San Carlos y del movimiento sindical. El fundamento de esta persecución fue la
identificación que se hacía de ambos grupos con la insurgencia, sobre la base
de la extensión impropia que, del concepto de enemigo, hacía la denominada
Doctrina de la Seguridad Nacional. La garantía de impunidad que, de hecho, el
Estado otorgaba a los autores de estos crímenes, fomentó su proliferación.
Por otra parte, el
caso ilustra cómo se pervierte la función estatal de investigar, cuando los
recursos de que el Estado dispone para ejercerla no se destinan a su propia
finalidad, que es la persecución del delito, sino a la vigilancia ilegal de
personas calificadas como enemigos políticos y, en definitiva, al encubrimiento
objetivo de los autores de graves crímenes y violaciones de derechos humanos.
Fuente: CEH, Guatemala memoria del silencio.
Sin embargo las "autoridades" se dedicaron a investigar quienes asistieron a la misa y al sepelio. Los asesinatos de asesores y sidicalistas cumplieron a cabalidad las ordenes del CACIF para seguir operando su "capitalismo
ResponderBorrarA mi, familiares de Mario me contaron otra cosa, pues parece ser que el asesinato del profeta del sindicalismo chapin fue victima de su "amigo" (o achichincles del mismo) Manuel Colom Argueta. ¿porque?...La pregunta es necia: simplemente porque Marito le hacia sombra a su emergente poder politico a don Meme y por eso no podia tolerar otro lider para la izquierda guatemalteca. Los comanches son coyotes de la misma loma y se comen a si mismos.
ResponderBorrarQUE COMENTARIO TAN POBRE, EL DE JODIEL MAMARRACHO.........LA HUELGA EN EL INGENIO PANTALEON FUE LA GOTA QUE DERRAMO EL VASO DE LA PACIENCIA DEL GOBIERNO Y DEL EMPRESARIADO REPRESOR.
ResponderBorrarSería pertinente colocarle un botón de me gusta a sus páginas, así se divulga automáticamente!
ResponderBorrarSaludos desde Xela!