Caso ilustrativo No. 89
Secuestro y ejecución arbitraria de Luis
Canella Gutiérrez y secuestro de Roberto Herrera Ibargüen
I. ANTECEDENTES
El año 1977 estuvo
caracterizado por el deterioro económico, que redundó en una mayor pobreza y
marginación para los sectores más desfavorecidos de la población, ya golpeados
por el terremoto del año anterior y por la polarización política. En ese
ámbito, en febrero de 1976 había tenido lugar la aparición pública de un nuevo “escuadrón
de la muerte”, el Ejército Secreto Anticomunista (ESA), que publicó una
lista de 40 personas “condenadas” a muerte, amenaza que cumplió en
varios casos.
Por su parte, la
guerrilla desarrollaba la denominada propaganda armada y reinició la práctica
del secuestro para estimular el canje de detenidos y la obtención de recursos
económicos.
En un comienzo la
guerrilla no aceptaba su responsabilidad en los secuestros que sólo pretendían
alcanzar fines económicos. Esta actividad se modificó cuando a la extorsión se
agregaron objetivos políticos, como la exigencia a la familia del secuestrado
de publicar, en campos pagados, boletines de prensa y pronunciamientos de la
guerrilla, o bien se requería la liberación de activistas prisioneros.
Esta práctica fue
dirigida contra lo que denominaban “la burguesía burocrática”, compuesta por grupos de militares y
civiles, que, según la guerrilla, se asociaban para obtener provecho de los
negocios del Estado. “Este grupo de burguesía burocrática se caracterizó por
ser un sector de nuevos ricos muy avorazados, incluso que no le importaba pasar
por encima de otros sectores de la burguesía … que provoca contradicciones con
otros sectores de la burguesía … este era el caso de Herrera Ibargüen”.
Las
fricciones y pugnas de los sectores tradicionales con este nuevo grupo
empresarial se expresaron hasta cierto punto en el tratamiento periodístico
concedido al secuestro de Luis Canella,
a quien se identificaba con las fortunas del país.
En efecto, en
principio la prensa adjudicó la autoría del hecho a la delincuencia común,
opinión que reforzó días después el propio ministro de Gobernación, que tampoco otorgó al crimen un
móvil político prioritario, a pesar de la polarización que en ese ámbito vivía
el país.
Con enfoque similar
el Movimiento de Liberación Nacional (MLN) examinó el secuestro de Roberto
Herrera Ibargüen, en un comunicado enviado a los periódicos, donde “…condena
el secuestro … y no le concede móviles políticos”.
Estas
circunstancias, sumadas a la relación de este nuevo grupo empresarial con el
Gobierno, convirtieron a Herrera Ibargüen en objetivo idóneo para los fines que
la guerrilla se había trazado, pues el secuestro de uno de sus miembros
permitía tanto la extorsión económica como la política.
La
reacción del Gobierno, al recurrir a los aparatos de Inteligencia para
emprender la búsqueda de los secuestrados, y la cobertura periodística,
confirmaban lo anterior. El canje de un guerrillero herido, en el caso de
Roberto Herrera Ibargüen, es un ejemplo que lo reafirmó.
II. LOS HECHOS
Secuestro y ejecución arbitraria de Luis
Canella Gutiérrez
Luis Canella
Gutiérrez, de 52 años de edad, era un conocido empresario, miembro del Comité
Coordinador de Asociaciones Agrícolas, Comerciales, Industriales y Financieras
(CACIF). En el momento de su muerte era miembro del Consejo de Estado de la
República de Guatemala. Su adscripción a la derecha política era conocida y
notoria.
El
día 13 de diciembre de 1977, poco después de las ocho de la mañana, Canella
conducía su vehículo, sin compañía, rumbo a su trabajo. Al llegar a la 1ª calle
y 7ª avenida de la zona 9 de la Ciudad de Guatemala, fue interceptado por un
automóvil del que descendieron varios hombres armados. Lo conminaron a bajar de
su vehículo, pero como se negó y opuso resistencia, le dispararon y lo introdujeron en otro carro. “En el
Oldsmobile … del industrial Canella, quedaron manchas de sangre, así como en el
suelo…”
Luis Canella fue
herido de bala en la pierna izquierda, y murió pronto debido a la gravedad de
la hemorragia causada. “…Lo de Canella fue un intento fallido, Canella opuso
resistencia y uno de los que participaba en el operativo … le disparó en una
pierna, pero le rompió la vena femoral y el hombre empezó a desangrarse … se le
intentó dar atención … pero … la herida era muy profunda y realmente murió
desangrado y en el mismo lugar … entonces en la misma carretera por donde
estaba y donde murió allí mismo lo dejaron, ya sólo se avisó…”
Al día siguiente, a
la altura del kilómetro 34.5 de la antigua carretera que conduce al municipio
de San Raymundo, departamento de Guatemala, se encontró el cadáver de la
víctima, tendido sobre una colchoneta. Le habían hecho un torniquete con su
propia corbata. En el lugar quedaron unos anteojos oscuros con esparadrapos
pegados sobre los lentes.
El
Ejército Guerrillero de los Pobres (EGP) emitió un boletín de prensa, donde
asumió la responsabilidad del secuestro de Luis Canella, a quien calificó de “explotador
y financiador de bandas terroristas”, dando a conocer los detalles del
secuestro, las razones que lo motivaron y la causa de la muerte:
“El martes 13 de diciembre de 1977 capturamos a Luis Canella,
quien sabiéndose culpable de muchos crímenes contra el Pueblo, se resistió en
forma suicida. En el forcejeo recibió golpes … Ante su actitud y como último
recurso para reducirlo, le disparamos a las piernas. Pero debido a su estado de
salud las heridas le resultaron mortales … Nuestro objetivo no era ajusticiarlo
sino capturarlo vivo para obtener logros políticos y económicos … El EGP lo
había señalado como un enemigo del Pueblo y de la Revolución … cabecilla,
organizador y financiador de bandas terroristas … Luis Canella usaba el
secuestro y la extorsión de otros ricos … como forma de eliminar a sus
competidores … Los golpes económico políticos los realizamos contra … quienes
explotan al Pueblo y financian y dirigen a los asesinos de obreros, campesinos,
estudiantes, profesionales democráticos…”
Secuestro de Roberto Herrera Ibargüen
La
publicación del anterior comunicado tiene relación con el hecho atribuido al
EGP: el secuestro, el 31 de diciembre de 1977, de Roberto Herrera Ibargüen,
vicepresidente del Consejo de Estado, miembro de la Comisión Nacional de
Asuntos de Belice, ex canciller y ex ministro de Gobernación en el Gobierno del
general Arana Osorio. Además de su actuación en la esfera pública, Herrera
Ibargüen era presidente de la sociedad propietaria del ingenio azucarero
Pantaleón y accionista de la fábrica de telas Cantel.
Al mediodía de la
fecha citada, Herrera Ibargüen viajaba a bordo de un vehículo oficial en
compañía de dos guardaespaldas cuando fue embestido por otro vehículo en las
inmediaciones del puente Hincapié, a 11 kilómetros de la ciudad de Guatemala.
Los agresores ametrallaron el automóvil de Herrera Ibargüen matando a los dos
guardaespaldas, quienes habían intentado repeler la agresión abriendo fuego.
Sus cuerpos quedaron a un costado del vehículo en que se encontraban.
En estas
circunstancias, Herrera Ibargüen bajó del automóvil e intentó huir, pero es
alcanzado; e introducido en un “vehículo oscuro” y se lo llevan con rumbo
desconocido.
El 3 de enero los
medios de comunicación reciben un boletín del EGP donde este grupo se
responsabiliza del secuestro de Roberto Herrera Ibargüen y del “ajusticiamiento”
de los guardaespaldas. El boletín, además, ofrece detalles sobre el
secuestro y posterior muerte de Luis Canella. Para finalizar incluye una
exigencia a la familia de Herrera Ibargüen: publicar un comunicado de la
organización guerrillera, junto con el pago del rescate, cuyo monto se había
negociado en privado.
El 10 de enero se
publica, en campo pagado por la familia del secuestrado, un segundo comunicado
donde el EGP expone su estrategia política y militar.
El 17 de enero las
Fuerzas de Seguridad del Gobierno realizaron un operativo, al parecer
rutinario, en la Costa Sur, entre San Bernardino y Mazatenango, donde por esas
fechas se celebraba una reunión del grupo guerrillero a la que asistían dos
miembros de su Dirección Nacional. Tiene lugar un enfrentamiento armado, en que
mueren varios guerrilleros y resulta herido el comandante Genaro, quien logra
llegar al hospital de Mazatenango tras abordar un transporte colectivo
extraurbano. El hecho de llegar herido de bala determina que se lo investigue,
a raíz de lo cual las autoridades establecen su militancia política y la causa
de sus heridas, por lo que es puesto bajo custodia de policías militares.
Con
Roberto Herrera Ibargüen en su poder el EGP sumó a las exigencias ya impuestas
la liberación del comandante Genaro, iniciándose un proceso de negociación en
que participaron un miembro de la Dirección Nacional del EGP y el jefe del
Estado Mayor Presidencial.
El 24 de enero, por
la noche, el comandante Genaro es sustraído del hospital de Mazatenango por
hombres vestidos de verde olivo, que aprovecharon o provocaron un apagón en las
instalaciones del hospital. Una vez desarmaron a los policías que lo
custodiaban, a los que dejaron atados sobre el piso, se llevaron al guerrillero.
Asimismo burlaron la presencia militar que había en la zona. “La llegada de
los hombres armados coincidió con dos operaciones de registro que realizó la
Policía Nacional y Militar Ambulante en las dos salidas de esta población…”
En las primeras
horas de la madrugada del 25 de enero, personas no identificadas dejaron al
comandante Genaro en la embajada de Costa Rica.
Del relato que los
testigos presenciales, pacientes del hospital, hicieron a los medios de
comunicación y de las declaraciones del mismo sustraído, quien aseguró no
conocer a los hombres que lo sacaron del hospital, pues le habían maltratado y
sus actitudes no se correspondían con las de sus compañeros, se puede inferir
que el episodio consistió en un canje realizado por agentes del Estado, por
efecto de las negociaciones. Acto seguido el Gobierno guatemalteco concedió un
salvoconducto al jefe guerrillero, quien el 28 de enero salió del país.
El
30 de enero, entre las nueve y las diez de la mañana, fue puesto en libertad
Roberto Herrera Ibargüen, en Tecpán, Chimaltenango, donde fue recibido por el
director de la Cruz Roja guatemalteca.
III. CONCLUSIONES
La CEH adquirió
plena convicción de que integrantes del Ejército Guerrillero de los Pobres
(EGP), cumpliendo órdenes de su Dirección, fueron autores del secuestro y de la
ejecución arbitraria de Luis Canella Gutiérrez, así como del secuestro de
Roberto Herrera Ibargüen y de la ejecución arbitraria de sus dos
guardaespaldas.
La CEH considera que
el presente caso es ilustrativo de la práctica del secuestro con fines
políticos y económicos, que formó parte de la política de los grupos
insurgentes. Los casos expuestos ilustran como, inevitablemente, esta práctica
puede conducir a crímenes contra la vida.
Los argumentos de
carácter político vertidos por la dirigencia del EGP, no justifican de ninguna
manera estos crímenes contra la vida y la libertad de las personas.
LISTADO DE LAS
VÍCTIMAS
Ejecución arbitraria, secuestro
Luis
Canella Gutíerrez
Secuestro
Roberto
Herrera Ibargüen
Víctimas colectivas/desconocidas: 2
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