lunes, 19 de noviembre de 2012

Masacre de Seguachil Chisec, Alta Verapaz


Caso ilustrativo No. 2
Masacre de Seguachil Chisec, Alta Verapaz

“…Llegué y fui a ver a los muertos, que estaban allí todos pálidos, vi a los niños muertos que estaban tirados con la cara pelada, porque ya tenían tres días…
“Decían que todos eran guerrilleros, que a todos iban a matar, a las mujeres, a los niños, terminar con toda la comunidad; ahora se tienen que acabar todos, decía el capitán u oficial; saber que era”.

I. ANTECEDENTES
Seguachil es uno de los caseríos del municipio de Chisec, ubicado al norte del departamento de Alta Verapaz, a una distancia de 75 kilómetros de Cobán, la cabecera departamental. La mayoría de la población de Seguachil es de origen maya q’eqchi’, y su principal vía de comunicación es un camino de brecha. La tierra donde esta asentado Seguachil era un terreno baldío. Después “… nos enteramos que era parte de una finca, porque después delimitaron el terreno”. El dueño de la finca obligó a las familias a trabajar para él. En 1987 el propietario de la finca vendió a la comunidad las 15 caballerías de tierra, que se convirtieron en propiedad comunal.
En la región familias enteras vivían como mozos colonos en las grandes fincas, recibiendo salarios bajos, a cambio de permitirles cultivar, principalmente granos básicos, cuyo producto casi siempre dividían con los grandes propietarios. Otras familias se incorporaban a trabajos temporales en tiempos de cosecha.
El 6 de enero de 1976, en la aldea Semococh, cercana a Seguachil, varios guardias de Hacienda dieron muerte a cuatro campesinos y uno más resultó herido. Esto sucedió como “consecuencia de un conflicto de tierras que existía con campesinos de la cooperativa Semoxán. De este hecho tuvo conocimiento rápido la Municipalidad de Chisec y señalan las fuentes que al día siguiente llegaron a la comunidad de Semococh 30 soldados de Cobán, quienes enterraron a los muertos y se llevaron al herido al hospital de Cobán. [Este hecho] tuvo como consecuencia un ‘malestar muy grande’ entre la población, que exigía ‘que se castigara a los culpables”.
A principios de los años ochenta, llegaron a la región los primeros miembros del Ejército Guerrillero de los Pobres (EGP), y reivindicaban el derecho al acceso de los campesinos pobres a las tierras ricas y fértiles, propiedad de los finqueros. Esto facilitó el desarrollo acelerado del movimiento guerrillero en un plano organizativo.

II. LOS HECHOS
El 19 de noviembre de 1981, alrededor de la cinco de la mañana, llegaron a Seguachil decenas de soldados procedentes de la zona militar de Cobán, destacados temporalmente en la cabecera municipal de Chisec.
Los pobladores del lugar, al percatarse de la llegada de los soldados, trataron de huir hacia las montañas cercanas. Sin embargo, no lograron escapar, “intentaron huir, pero no se podía por los mismos niños, porque estaban gritando y llorando, y por eso las oyeron y no pudieron huir”. Según otra versión, miembros de la guerrilla previnieron a la población sobre la llegada del Ejército. “…Sólo los hombres nos fuimos y dejamos a las mujeres y a los niños porque pensábamos que no iba a pasar nada…
Al llegar a la aldea el oficial ordenó a los soldados que fueran a traer a las mujeres y que las reunieran en el campo de fútbol. “… Llegaron los soldados a cada casa a registrar, juntaron a las mujeres. Preguntaron por los hombres… Allí violaron a las mujeres. Más tarde, las mujeres y los niños fueron trasladados a una de las casas más grandes de la comunidad, donde volvieron a violar a las mujeres: “…Venían las señoras golpeándolas y pateándolas, a las jóvenes las comenzaron a violar, había gente que venía del pueblo [Chisec], las agarraban y las juntaban en una casa. Los soldados llegaron a las casas y violaron a las mujeres en las casas y las patojas en el monte. Cerca de la Iglesia violaron también … Las interrogaron sobre el paradero de sus esposos y de las actividades que éstos realizaban. “…Las mujeres decían que nosotros nos fuimos a trabajar, a buscar cardamomo…
Previamente, los soldados obligaron a las mujeres a cocinar para la tropa. “…Antes de todo juntaron a todas las mujeres y las pusieron a cocinar el maíz, que prepararan comida. Agarraron y cocinaron gallinas, tortiaron…
Después de interrogar y violar a las mujeres, los soldados quemaron todas las casas del lugar, excepto aquella donde habían concentrado a las víctimas.
Alrededor de las once de la mañana, ejecutaron a las mujeres y a los niños:
“…Primero le dispararon, las mataron, y cuando estaban muertos todos quemaron la casa … y luego se fueron…
Otras seis personas fueron ejecutadas en un lugar distinto. “…Las mataron en dos lugares, un lugar fue donde mataron a mi esposa y mis hijos, [allí] mataron a seis personas, en un lugar abajo. No sé realmente cómo las mataron, pero lo que sí se oía era la lluvia de disparos, una nube de disparos. Los niños gritaban. Las señoras lloraban a gritos …
Antes de ejecutar a las víctimas los soldados capturaron a dos hombres y los torturaron para que dieran información sobre la guerrilla: “… Me llevaron arrastrando como un perro, y cuando me caía me pateaban y me decían: ‘levántate hijo de la gran puta’, me arrastraban como arrastran un palo, yo estaba lleno de lodo, y de allí llegamos a la iglesia y me arrodillaron frente a los santos, y me decían, aquí tiene que decir tus pecados … Uno de los dos capturados fue testigo presencial de la ejecución de las víctimas. Se presume que el otro dio información sobre dónde se encontraban los demás habitantes, a quienes acusó de guerrilleros.
Cuando terminaron la matanza llamaron por radio y comunicaron que “habían agarrado a los guerrilleros y que yo era un guerrillero … Estaban llamando a los aviones … Ya matamos a los guerrilleros, matamos a 46 guerrilleros”.
El mismo día de la masacre un contingente de soldados se dedicó a buscar a los hombres y a las mujeres que habían huido, “les dieron alcance y las mataron allá en la montaña que se llama Cataltzul, allí murieron mujeres, eran tres que encontraron y mataron”. Asimismo, dos helicópteros bombardearon la región.
La CEH estableció que el día de la masacre fueron ejecutadas 47 personas, en su mayoría mujeres y niños.

III. DESPUÉS
Tres días después de ocurridos los hechos, algunos sobrevivientes volvieron a Seguachil y encontraron su comunidad totalmente destruida. “…Llegué y fui a ver a los muertos, que estaban allí todos pálidos, vi a los niños muertos que estaban tirados con la cara pelada… Procedieron de inmediato a enterrar a las víctimas: “…Las mujeres fueron enterradas a la orilla del campo, sólo enterramos los huesos, porque sólo habían huesos … Pero donde fue quemado el grupo de mujeres, allí mismo las enterramos, que eran la mayoría y al otro lado del campo, cerca había milpa, entonces allí enterramos otros”.
A continuación se refugiaron en la montaña y sobrevivieron a las condiciones hostiles provocadas por el desplazamiento forzado. Después de un año regresaron y fueron obligados por el Ejército a vivir en el Polo de Desarrollo de Chisec. Allí permanecieron durante varios meses hasta que los militares les autorizaron que se trasladaran a distintos lugares, para que se integraran en nuevas formas de vida. Algunos de ellos regresaron a Seguachil y otros fueron reasentados en nuevas comunidades, como Canaán y El Esfuerzo, ésta última también habitada por gentes de Cobán, Purulhá, Las Conchas, Alta Verapaz; Uspantán y Quiché.
En 1995, 14 años después, el hecho fue denunciado a la Procuraduría de los Derechos Humanos (PDH), que lo hizo del conocimiento del Ministerio Público y se emprendió un proceso judicial ante el Juzgado de Instancia de Alta Verapaz, identificado con el número 0924964º. Tras tomar las declaraciones de varios testigos, se solicitó y autorizó una exhumación, realizada por el Equipo de Antropología Forense de Guatemala entre el 26 y el 31 de agosto de 1996. En el informe forense consta el hallazgo, en una fosa, de “nueve cráneos en mal estado de preservación, huesos largos, y parte de otros huesos, los que se encontraban no articulados. Así como prendas de vestir y artefactos metálicos como cadenas, ganchos y aretes. Se recuperó un casquillo asociado [a uno de los cráneos]”. Posteriormente, el Ministerio Público autorizó que los restos fueran entregados a la comunidad ante la imposibilidad de identificarlos. A partir de entonces, no se ha efectuado una actuación procesal que conduzca a la identificación y sanción de los responsables.

IV. CONCLUSIONES
La CEH, analizados los antecedentes del caso, ha llegado a la convicción de que el 19 de noviembre de 1981, en la aldea Seguachil, municipio de Chisec, departamento de Alta Verapaz, efectivos del Ejército de Guatemala ejecutaron a 47 personas indefensas, entre ellas niños y niños por nacer. La mayoría de las mujeres ejecutadas fueron violadas sexualmente con anterioridad, con lo cual se conculcó no sólo el derecho a la vida, sino también el derecho a la integridad física y moral de las víctimas.
La CEH considera, asimismo, que los soldados efectuaron actos de extrema crueldad y sevicia, cuya ejecución era innecesaria, incluso, para cumplir el sólo objetivo criminal de exterminar físicamente a las víctimas.
Por otro lado, la CEH considera que este caso es ilustrativo de la aplicación, en el departamento de Alta Verapaz, de operaciones militares concebidas para el aniquilamiento de la población civil indefensa que simpatizaba o colaboraba con la guerrilla.
Sin embargo, la colaboración que la población pudo haber prestado a la guerrilla no otorga, a juicio de la CEH, ningún tipo de justificación jurídica o ética a este gravísimo crimen.
De igual forma, la CEH considera que el Estado ha incumplido, en el presente caso, con su obligación de investigar el hecho y sancionar a los responsables, atentando contra el derecho a la justicia de las víctimas y sus familiares.
Finalmente, la CEH estima que este caso ilustra la dificultad, en las exhumaciones, para identificar a las víctimas, debido a que los cadáveres fueron quemados o comidos por los animales; y ejemplifica, además, la problemática del duelo suspendido y las dificultades para obtener el reconocimiento legal y moral de la muerte de parientes y vecinos.

LISTADO DE LAS VÍCTIMAS
Ejecución arbitraria
Manuela Cuc Coc
Manuela Pop
Marcela Caal Pop
Margarita Coc
María Coc
María Coc Pop
María Coc Tiu
Mateo Pop
Pedro Xe
Petrona Cac Pop
Petrona Cucul
Rigoberto Meléndez Coc
Romelia Meléndez Coc
Rosario Che
Rosario Coc
Rosario Coc
Santos Coc
Santos Tiu Huc
Sebastián Quib
Sebastiana Chub
Serapia Coc Pop
Sofia Coc
Sofia Juárez
Victoria Coc Chub
Wilmer Meléndez Coc

Torturas, privación de libertad
Pedro Coc

Otras violaciones, herido en atentado
Andrés Coc Tiu

Víctimas colectivas/desconocidas: 5

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