Entre los disertantes en la recién
terminada magna reunión anual de los grandes emprendedores de Paralelotenango
se encontraba un joven visionario, de apenas 28 años, que gracias a su entusiasmo,
tezón, iniciativa y, claro está, no podía faltar, linaje, dirige múltiples
proyectos productivos en beneficio propio, de su familia, de su país y de sus
colaboradores que mes a mes reciben el salario mínimo. Entre los proyectos que
A. Castillo dirige se encuentra uno que es único en el mundo “Jurasik Political
Park”.
Señor Castillo, ¿podría decirnos para
País Paralelo News, qué es Jurasik Political Park?
Muchas gracias por su interés en nuestro proyecto, que
como todo lo que hacemos es en beneficio de la nación. “Jurasik Political Park”
es una combinación sinergética en la cual hemos logrado combinar alta
tecnología, emprendimiento empresarial e investigación científica de punta.
Somos el único país en el mundo que tiene un centro de investigación como JPP,
como preferimos llamarlo cariñosamente.
¿Y qué es exactamente JPP?
Si, no, disculpe, perdone que me pierda, pero el
entusiasmo y la ilusión por nuestro proyecto me turba la mente. Déjeme
contarle: hace cuatro años, cuando yo estaba terminando mi PhD en BA en Harvard
me sentí un poco incómodo porque cada vez que yo abría la boca para comentar
algo de nuestro país todos mis compañeros me miraban como animal raro. Sobre
todo cuando decía algo sobre los indios shucos. Hasta me dijeron que yo era racista,
y nunca entendieron que acá no tenemos negros. Hasta que caí en la cuenta que
todas las ideas que nosotros tenemos sobre la democracia, la convivencia entre
personas, no con la chusma, en el norte están prácticamente extinguidas. ¿Ha
oído usted hablar de una película que se llamó “Jurasik Park”? Pues en esa
película clonan dinosaurios, especies extinguidas. Es algo mas o menos asi lo
que hice con JPP. Sólo que acá las ideas están vivas.
¿Y qué es lo que hacen ustedes en JPP?
Ahhhhh, es muy simple. Nuestro programa
incluye varias cosas: inmersión a distancia en el movimiento de las ideas
nacionales, cada participante tiene un estricto plan de lectura de noticias,
columnas de opinión, y comentarios de los lectores de la prensa escrita; ya en
el país hay visitas a oficinas gubernamentales; acompañamiento a especímenes
objeto de estudio en actividades de trabajo; y, lo que es más solicitado, dos
semanas de acompañamiento total al objeto de estudio, lo cual incluye estar en
su misma casa de habitación.
¿Y cómo es que han logrado que
personalidades tan importantes como el propio presidente hayan aceptado
participar en el programa?
Muy simple: ellos participan de las
ganancias. Al principio encontramos algunas reticencias, particularmente entre
gente de buena familia, pues hace muchos años una señora, también de buena
familia, los engañó, los entrevistó y después publicó un libro, algo así como
linaje y racismo, en donde los dejó muy mal parados. Ahora es distinto: los
visitantes firman un contrato de confidencialidad y los visitados reciben el
50% de lo que nosotros cobramos.
¿Es cierto que el más solicitado es el
presidente del país?
No, mire usté, si el presidente fuera
civil tal vez fuera así, pero los militares están muy desprestigiados en el
exterior, y cuando, por decirle algo, el ministro de Gobernación habla de
autoridad, afuera lo que piensan es en un gorilita amaestrado que está repite y
repite lo mismo. No, fíjese que hay más interés en dirigentes empresariales,
columnistas de prensa y también en los recién llegados del extranjero, que han
asimilado al 200% nuestra forma de pensar.
¿A qué cree usted que se debe el éxito
de JPP?
Somos únicos en el mundo. A pesar de
presiones internacionales, a pesar de la globalización de las comunicaciones,
nosotros hemos sabido defender la integridad de la familia, el sagrado derecho
a la propiedad privada, Dios, la Patria, etc. Nuestras ideas están vivas y
funcionando. Lo único de lamentar es que los indios quieran dejar de ser
indios, porque si ellos mantuviesen sus tradiciones de pobreza, esto sería una
mina de oro... y sin contaminar, jajajajajajaja. Bueno me salió el chiste.
Gracias.
(*)
El País Paralelo es un paraíso ficticiamente real, en donde de vez en cuando
suceden eventos –eventuales, no planificados– positivos.
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