miércoles, 17 de octubre de 2012

El País Paralelo: Jurasik Political Park, entrevista con su creador



         Entre los disertantes en la recién terminada magna reunión anual de los grandes emprendedores de Paralelotenango se encontraba un joven visionario, de apenas 28 años, que gracias a su entusiasmo, tezón, iniciativa y, claro está, no podía faltar, linaje, dirige múltiples proyectos productivos en beneficio propio, de su familia, de su país y de sus colaboradores que mes a mes reciben el salario mínimo. Entre los proyectos que A. Castillo dirige se encuentra uno que es único en el mundo “Jurasik Political Park”.

Señor Castillo, ¿podría decirnos para País Paralelo News, qué es Jurasik Political Park?
Muchas gracias por su interés en nuestro proyecto, que como todo lo que hacemos es en beneficio de la nación. “Jurasik Political Park” es una combinación sinergética en la cual hemos logrado combinar alta tecnología, emprendimiento empresarial e investigación científica de punta. Somos el único país en el mundo que tiene un centro de investigación como JPP, como preferimos llamarlo cariñosamente.

¿Y qué es exactamente JPP?
Si, no, disculpe, perdone que me pierda, pero el entusiasmo y la ilusión por nuestro proyecto me turba la mente. Déjeme contarle: hace cuatro años, cuando yo estaba terminando mi PhD en BA en Harvard me sentí un poco incómodo porque cada vez que yo abría la boca para comentar algo de nuestro país todos mis compañeros me miraban como animal raro. Sobre todo cuando decía algo sobre los indios shucos. Hasta me dijeron que yo era racista, y nunca entendieron que acá no tenemos negros. Hasta que caí en la cuenta que todas las ideas que nosotros tenemos sobre la democracia, la convivencia entre personas, no con la chusma, en el norte están prácticamente extinguidas. ¿Ha oído usted hablar de una película que se llamó “Jurasik Park”? Pues en esa película clonan dinosaurios, especies extinguidas. Es algo mas o menos asi lo que hice con JPP. Sólo que acá las ideas están vivas.

¿Y qué es lo que hacen ustedes en JPP?
         Ahhhhh, es muy simple. Nuestro programa incluye varias cosas: inmersión a distancia en el movimiento de las ideas nacionales, cada participante tiene un estricto plan de lectura de noticias, columnas de opinión, y comentarios de los lectores de la prensa escrita; ya en el país hay visitas a oficinas gubernamentales; acompañamiento a especímenes objeto de estudio en actividades de trabajo; y, lo que es más solicitado, dos semanas de acompañamiento total al objeto de estudio, lo cual incluye estar en su misma casa de habitación.

¿Y cómo es que han logrado que personalidades tan importantes como el propio presidente hayan aceptado participar en el programa?
         Muy simple: ellos participan de las ganancias. Al principio encontramos algunas reticencias, particularmente entre gente de buena familia, pues hace muchos años una señora, también de buena familia, los engañó, los entrevistó y después publicó un libro, algo así como linaje y racismo, en donde los dejó muy mal parados. Ahora es distinto: los visitantes firman un contrato de confidencialidad y los visitados reciben el 50% de lo que nosotros cobramos.

¿Es cierto que el más solicitado es el presidente del país?
         No, mire usté, si el presidente fuera civil tal vez fuera así, pero los militares están muy desprestigiados en el exterior, y cuando, por decirle algo, el ministro de Gobernación habla de autoridad, afuera lo que piensan es en un gorilita amaestrado que está repite y repite lo mismo. No, fíjese que hay más interés en dirigentes empresariales, columnistas de prensa y también en los recién llegados del extranjero, que han asimilado al 200% nuestra forma de pensar.

¿A qué cree usted que se debe el éxito de JPP?
         Somos únicos en el mundo. A pesar de presiones internacionales, a pesar de la globalización de las comunicaciones, nosotros hemos sabido defender la integridad de la familia, el sagrado derecho a la propiedad privada, Dios, la Patria, etc. Nuestras ideas están vivas y funcionando. Lo único de lamentar es que los indios quieran dejar de ser indios, porque si ellos mantuviesen sus tradiciones de pobreza, esto sería una mina de oro... y sin contaminar, jajajajajajaja. Bueno me salió el chiste. Gracias.

(*) El País Paralelo es un paraíso ficticiamente real, en donde de vez en cuando suceden eventos –eventuales, no planificados– positivos.

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