Caso ilustrativo No. 45
La ejecución de
Oliverio Castañeda de León
“Oliverio era
carismático … inteligente, un estudiante distinguido, el mejor de su carrera.
Era el joven que todos deseábamos ser”.
I. ANTECEDENTES
Oliverio Castañeda
de León era un joven de 23 años, proveniente de una familia capitalina de clase
media. Brillante estudiante de Economía, se destacó en la directiva de la
Asociación de Estudiantes Universitarios (AEU), de la Universidad de San Carlos
de Guatemala cuando, en el período 77-78, ocupó el cargo de secretario de
finanzas.
Su trayectoria en el
movimiento estudiantil universitario registró un rápido ascenso, dados su
carisma y capacidad de liderazgo. En mayo de 1978 fue elegido secretario
general de la AEU, respaldado por el grupo estudiantil Frente, que
aglutinaba a asociaciones estudiantiles de diferentes facultades y escuelas de
la Universidad de San Carlos.
Frente era uno de los
principales conglomerados estudiantiles en la Universidad de San Carlos, en el
que participaban miembros de la Juventud Patriótica del Trabajo (JPT) y también muchos estudiantes de
izquierda sin militancia política. Debido
a las mismas posiciones prevalecientes en el Partido Guatemalteco del Trabajo
(PGT) en esa época, ni Frente ni la JPT apoyaron la vía armada y tampoco
las tácticas violentas que propugnaban otros grupos.
Frente se proclamaba
partidario de la participación democrática para la solución de los conflictos y
postulaba la lucha política para enfrentar la situación nacional.
Desde
el mismo día 22 de mayo de 1978 en que Oliverio Castañeda llegó al cargo de
secretario general de la AEU, hizo sentir su liderazgo. A raíz de la masacre de
Panzós, ocurrida el 29 de
ese mismo mes, Castañeda encabezó enérgicas medidas de protesta, que lo
enfrentan al Gobierno.
Dos días después de
la masacre la AEU realiza una manifestación de protesta, en la que participa en
forma mayoritaria población indígena maya, y hace público un comunicado de
prensa en el que demanda del Gobierno tres puntos que son aceptados por las
autoridades: el acceso de los medios de comunicación al lugar de la masacre, el
acceso al mismo de estudiantes de Medicina y la Cruz Roja, para atender a los
heridos, y autorización para entrevistar a seis soldados que resultaron
lesionados.
Más tarde, en
septiembre de 1978, Oliverio Castañeda, en su doble calidad de dirigente de la
AEU e integrante del Comité de Emergencia de los Trabajadores del Estado
(CETE), desempeña un papel activo en la organización de una huelga general, en
protesta por el aumento del precio del pasaje del transporte urbano.
La huelga paralizó a
la ciudad capital, que se convirtió en escenario de graves enfrentamientos
entre manifestantes y Fuerzas de Seguridad, con un alto saldo de heridos y
cientos de manifestantes presos.
Luego de más de 15
días de huelga el Gobierno dio marcha atrás en el aumento de las tarifas del
transporte urbano y decretó un subsidio. Las demandas de los huelguistas se
cumplieron.
A esas alturas, la
situación de inseguridad de los dirigentes de la huelga se había agudizado.
Líderes del CETE fueron encarcelados y destituidos de sus cargos. Un antiguo
dirigente del Sindicato de Correos y Telégrafos, Arnulfo Cifuentes Díaz, fue
asesinado el 6 de octubre y los atentados contra sindicalistas y profesionales
universitarios se acrecentaron.
El 19 de octubre, en
vísperas de una manifestación conmemorativa de la Revolución de 1944, aparece
una lista de 39 ciudadanos amenazados de muerte por el autodenominado Ejército
Secreto Anticomunista (ESA). Oliverio Castañeda de León es uno de ellos.
Este clima determinó
que, aún antes de las amenazas del ESA, se adoptaran medidas para proteger a
Castañeda de León de eventuales atentados. Se le llevaba a dormir a diferentes
casas y se mantenía el control sobre sus movimientos.
En el contexto
descrito, el presidente de la República, general Romeo Lucas García, declaró a
los medios de comunicación que la Universidad era un foco de subversión, lo
cual significaba que tanto estudiantes como profesionales eran partícipes de
las actividades armadas en el país.
A
raíz de esta situación, el 19 de octubre por la noche se decidió que los
directivos de la AEU no participarían en la marcha del día siguiente, sino sólo
en el mitin posterior. Esta decisión no fue acatada y la mayoría de los
dirigentes se integró a la marcha.
II. LOS HECHOS
Hacia las 9 de la
mañana del 20 de octubre de 1978 la marcha de conmemorativa de la Revolución de
1944 salió de El Trébol hacia el centro de la ciudad. Transcurrió sin ningún
incidente y el despliegue de policías fue atribuido a declaraciones de las autoridades
en el sentido de que se daría protección a los manifestantes.
La marcha concluyó
en el Parque Centenario, a 100 metros del Palacio Nacional, donde
inmediatamente después tuvo lugar un mitin donde figuraba como orador Oliverio
Castañeda de León, quien se integró a la manifestación a la altura de la 9ª
calle y 6ª avenida de la zona 1.
Su discurso, el
último del mitin, imputa de modo directo al ministro de Gobernación Donaldo
Alvarez Ruiz, a quien le llama “Donaldo asesino”, haciendo referencia a graves violaciones de derechos
humanos en que se involucraba a efectivos de las Fuerzas de Seguridad a cargo
de ese funcionario.
Al finalizar el
mitin las personas que llenaban el Parque Centenario comenzaron a dispersarse.
La policía mantuvo un cordón de seguridad.
Hacia la una de la
tarde, Oliverio Castañeda y un grupo de estudiantes abandonaron el Parque
Centenario y cruzaron la 8ª calle. Llegaron al edificio de la Empresa
Eléctrica, en la inmediaciones de la 6ª avenida. Junto a él iba una amiga y el
guardián de la sede de la AEU.
Inmediatamente
después de que cruzaron la 6ª, se inician los disparos. Un hombre sale desde la
puerta trasera de un carro sedan alargado color turquesa, placas P109716
y con una ametralladora abre fuego sobre Oliverio. Él corre sobre la 6ª avenida
en dirección sur, intentando escapar, pero es alcanzado por una bala que lo
hace caer a la entrada del Pasaje Rubio. Otras cinco personas que transitaban
por el lugar, entre ellos dos niños, también resultan heridos. En ese momento un jeep Toyota
color blanco, placas oficiales O8038, se detiene a media calle y de él
desciende un hombre de civil que le dispara a la cabeza, dándole el tiro de
gracia. Regresa al vehículo, que se marcha a toda velocidad. También interviene
en el operativo un carro tipo bronco, placas P11716.
La
víctima falleció aproximadamente a las 13.20 y su cadáver presentaba “herida de
bala en región espinal y de salida en región externa, herida de bala en
pabellón inferior de la oreja derecha y salida en temporal del mismo lado y
herida de bala en la cara anterior del muslo izquierdo, con salida en el mismo
lugar”.
A
pesar de la numerosa presencia de policías en los alrededores del suceso y de
la duración de la balacera, no hubo reacción policial para auxiliar a la
víctima, ni tentativa de persecución de los autores.
III. DESPUÉS
El 26 de octubre una
manifestación que reunió a unas 40 mil personas manifestó su rechazo ante el
asesinato del líder estudiantil. Los rótulos pintados por los manifestantes
fueron borrados con pintura amarilla en la madrugada del día 27, por agentes de
la Policía Nacional.
La investigación del
crimen corresponde en primer término a la Policía Nacional, cuyo expediente
contiene una descripción de la marcha y el mitin previos al asesinato. Luego,
sobre la base de la información aportada por los efectivos que estuvieron
presentes en el lugar de los hechos, describe la forma en que fue asesinada la
víctima y un informe en el cual se identifica el automóvil al que correspondían
en realidad las placas que llevaba uno de los carros utilizados en el crimen.
Además, el informe policial señala que los disparos provinieron probablemente
de un arma de calibre 45, pero ello no fue comprobado, porque no hubo autopsia
ni se hizo recopilación de pruebas de balística en el lugar de los hechos.
Tampoco se interrogó a los testigos presenciales al iniciar las pesquisas.
Por
su parte, la investigación de oficio iniciada por el Ministerio Público se
centró en tres puntos:
1
La identificación de los automóviles utilizados en el operativo. Es relevante que no se profundizó en
la circunstancia de que uno de los carros, aquel que ocupaba el hombre que dio
el tiro de gracia a la víctima, ostentaba placas oficiales y que los
investigadores judiciales se conformaron con un primer informe, de fecha 7 de
noviembre de 1978, en que el jefe del Departamento de Tránsito informa que en
su archivo “no aparecen registradas” dichas placas. Información negativa
y conformidad judicial semejantes se dieron respecto a las placas P11716,
correspondientes al carro tipo Bronco;
2
Entrevistas
a taxistas y vendedoras de los lugares aledaños al sitio en que tuvo lugar el
asesinato, pero no a otros testigos presenciales. El resultado de las
entrevistas fue irrelevante. Según reza el expediente: “Por la gravedad del
hecho y por temor, los entrevistados no proporcionaron información concreta que
pudiera conducir al esclarecimiento del caso”.
3. Indagación de la existencia de una
cinta sobre el asesinato, mencionada por los medios de comunicación. Nada se
comprobó y el Ministerio Público concluyó que el Gobierno, a través de los
medios a su alcance, debería establecer la veracidad de la existencia de la
cinta.
La secuencia
criminal que culminó con el tiro de gracia evidencia que Oliverio Castañeda de
León fue una víctima seleccionada con premeditación por sus asesinos, en un
contexto de varios casos similares que afectaron a otros dirigentes
universitarios y, en
particular, del conjunto de efectos derivados del discurso gubernamental, que
señalaba a la Universidad de San Carlos como un foco de subversión.
En dicho contexto,
el 6 de noviembre de 1978, Antonio Ciani García, sucesor de Oliverio Castañeda
en la AEU, es detenido por hombres armados, vestidos de civil, sin que hasta la
fecha se conozca su paradero.
Pese al compromiso
asumido públicamente por las autoridades, el Estado no realizó una
investigación seria para tratar de esclarecer el caso. Los responsables de la
persecución penal omitieron de forma deliberada seguir aquellas pistas que
indicaban la participación de agentes estatales o se conformaron con
referencias dudosas.
A todo lo expuesto
se suma el esfuerzo propagandístico de las más altas autoridades de la época,
para achacar el crimen a organizaciones clandestinas que escaparían al control
del Gobierno. En carta dirigida al vicepresidente de la República, publicada en
el diario La Hora, el ministro de Gobernación manifestó, refiriéndose
específicamente al asesinato de Castañeda: “… Acerca de los grupos paramilitares
que usted menciona en su mensaje, puedo asegurarle que no existen, aunque sí
organizaciones clandestinas de la extrema derecha e izquierda, que
aparentemente colaboran entre sí para desestabilizar y crearle problemas al
gobierno”.
Sin
embargo, un declarante ante la CEH, señaló que la eliminación de Oliverio
Castañeda fue objeto de una “decisión central” de carácter estatal y que
“después del asesinato de éste se sentía un ambiente alegre en el
Ministerio”.
Este testimonio
coincide con informaciones sobre la participación encubierta, en graves
violaciones a los derechos humanos, del denominado Comando Seis, unidad
operativa de la Policía Nacional, que funcionó desde 1978 hasta 1982 y que en
la práctica se relacionaba directamente con el Estado Mayor del Ejército,
específicamente la D2, e indirectamente con el denominado Archivo del Estado
Mayor Presidencial.
IV. CONCLUSIONES
Teniendo en cuenta
la calidad de la víctima y sus últimas actuaciones públicas, el modus operandi
de los hechores, la actuación de la policía en el lugar del crimen y el curso
dado a la investigación por las autoridades del Estado; y considerando, el
contexto en que vivía el país, el cual hacía imposible la comisión de un hecho
de esta naturaleza y su posterior impunidad sin que los autores contaren, a lo
menos, con la aquiescencia o consentimiento de las autoridades del Estado, la
CEH ha llegado a la convicción de que Oliverio Castañeda de León fue víctima de
agentes del Estado o de sujetos que actuaron bajo su aquiescencia o tolerancia,
considerando su muerte una violación de derechos humanos. La CEH presume que la
responsabilidad estatal, en cualquiera de las dos alternativas, radicó en la
Dirección de Inteligencia del Estado Mayor del Ejército.
Además, atendidos
los antecedentes de las investigaciones realizadas por la Policía, el
Ministerio Público y los tribunales, la CEH se formó la convicción de que las
autoridades responsables del Estado de Guatemala faltaron gravemente a su deber
de investigar y sancionar los hechos, violando el derecho a la justicia que
asiste a los familiares de la víctima y a la sociedad guatemalteca.
Por otra parte, la
CEH considera que el modus operandi utilizado para perpetrar este crimen, que
combina la desafiante, pública y notoria actuación de los hechores con el
encubrimiento y protección de su identidad, es ilustrativo de las modalidades
represivas empleadas, a fines de la década de los setenta y comienzo de los
ochenta, contra líderes sociales identificados por el Gobierno como partícipes
de la insurgencia o su ideología.
Por
último, el asesinato de Oliverio Castañeda de León constituye un precedente
importante del cierre de espacios a la participación política y social de los
estudiantes universitarios, que se prolongará durante la década de los ochenta,
en que la mayoría de los dirigentes de la AEU son asesinados o desaparecen
luego de ser detenidos.
LISTADO DE LAS VÍCTIMAS
Ejecución arbitraria
Oliverio
Castañeda de León
Herido en atentado
Eufracia Revolorio
Ramos
Hairo José García
Revolorio
Manuel de Jesús
Revolorio Ramos
María del Carmen
Palencia Revolorio
Pedro Larios Morales
36 años de impunidad, parece que fue ayer cuando le arrancaron la vida a este líder social guatemalteco, Dios tan solo tenía 23 años y el estado lo considero un peligro, nunca llevo un arma encima, pero si sus ideas revolucionarias en función del bienestar de las grandes mayorías. Los autores materiales e intelectuales gozan de impunidad. Guatemala país de la eterna injusticia.
ResponderBorrares injusto que la burguesia apoyada por el ejercito con
ResponderBorrarel fin de tener al pueblo subyugado halla cometido
semejante genosidio y que a la fecha sigue impune
es injusto que la burguesia apoyada por el ejercito
ResponderBorrarllamese G2 halla cometido semejante atrosidad y
quedar impune
es injusto que la burguesia apoyada por el ejercito con
ResponderBorrarel fin de tener al pueblo subyugado halla cometido
semejante genosidio y que a la fecha sigue impune
En general coincido con la descripción del crimen, porque yo estuve allí. El único punto en el que mi memoria recuerda algo diferente es que solo vi dos vehículos y que la persona que bajó a rematar a Oliverio lo hizo del que describen como sedán alargado color turquesa, ese tipo era moreno, fornido, llevaba sombrero e iba sentado atrás en ese carro.
ResponderBorrarPor eso es que Guatemala la gobiernan tipos ineptos,estupidos que solo llegan a robar, no les interesa que la mayoría salga adelante, matando a los que piensan antes de útilizar las armas pero su ideología sigue y esperemos que algún dia esto cambie, cuando paises poderosos dejen de venir a robar la riquezas naturales, cuando deje de interesarles nuestra patria, Oliverio Castañeda De León vive....
ResponderBorrarNecesitamos mas estudiantes con liderazgo, intelectuales y amor a nuestra sociedad guatemalteca. Hoy en día muchos pseudo socialestas que no llegan ni a los talones de este gran personaje que le arrancaron la vida pero aún siguen vivos sus ideales. "Mientras haya pueblo, habrá revolución"
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